Dulces Deseos
Dulces Deseos
Por: Martina nazzo
Capítulo 1

15 de abril del 2022

El abrigo de piel es deslizado por sus hombros desnudos, dejando ver sus lunares y el tatuaje de su espalda. Los zapatos resuenan en el suelo de madera mientras entra al largo pasillo del club.

Otra noche más, otra performance, dinero volando, miradas lujuriosas, sensualidad y excitación.

Michelle estaba lista, ella estaba preparada para lo que venía el día de hoy.

Un club exclusivo y sofisticado, las bailarinas de allí eran elegidas con mucho criterio, las mismas firmaban un contrato y mantenían su anonimato al bajar del escenario. Por eso mismo tenían acceso directo desde el estacionamiento al corredor privado para que solo ellas pudieran entrar sin ser vistas por los clientes.

Al firmar el contrato de exclusividad, ellas estaban seguras, bien pagadas y su nombre no era develado a nadie, ni siquiera por toda la suma de dinero que los hombres de élite podrían pagar. Russel, el dueño del club, sabía muy bien cuánto dinero les traía esos espectáculos y por eso se preocupaba en que sus bailarinas se quedaran.

Michelle era la estrella junto con Marie, ambas eran las mejores pagas y las más esperadas. Hacían su espectáculo por separado, Michelle los jueves y Marie los sábados, aunque ambas tenían la opción de pedir agregar otro día si así lo deseaban. Pocas veces se cruzaban, excepto cuando hacían una presentación juntas, los sábados especiales.

—¿Lista para salir? —pregunta Michelle apenas entra al camarín y ve a su compañera, Sandy

—Algo nerviosa —hace una mueca—. El primer día es una m****a.

—Lo es, pero solo tienes que dejar de pensar en lo demás. Cuando bailo en el escenario, me siento una jodida fiera. Suele resultar meterte en un papel y olvidarte de tu vida —ella le sonríe—. Voy a prepararme, suerte.

—Gracias, te veo después.

El camarín es compartido, sin embargo, hay pequeños cubículos dónde ellas tienen la privacidad para cambiarse sin ser vistas, aunque suene como una ironía.

—Buenas noches, Ken

Michelle levanta la mirada cuando aquella voz conocida la mira a través del espejo. Una sonrisa se asoma por su boca cuando la mujer deja un beso en su mejilla desde atrás y coloca ambas manos en sus hombros.

Kendall era el nombre artístico que Michelle solía usar para no dar el auto propio. Prefería que hasta sus amigas de allí la llamaran por ese nombre, era mejor que cuánto menos personas supieran su nombre era mejor.

—Liz, es bueno verte otra vez —sonríe— ¿Muchas personas allí afuera?

—Ya sabes, es tu día. Está repleto —la mujer ladea su cabeza y la mira con una sonrisa— ¿Quieres saber si él ha venido?

Ella la mira a través del espejo mientras la mujer acomoda su cabello hacia un lado y sonríe cómplice. Michelle tiene que tomar una larga respiración antes de responder, todo se ha ido de las manos y no le gusta que las personas sepan sobre su existencia, por más de que sean amigas.

Ella no confiaba en muchas personas de este ambiente, y solo esperaba que no se haya equivocado al confesarle a Liz lo que había ocurrido.

—Depende, ¿Harás preguntas como siempre? —la risa de Liz la hace sonreír.

—No, no lo haré. Tengo muy claro lo que sucede, sabes cuál es mí respuesta después de todo —le dice mientras comienza a colocar la base en su piel

—Lo sé, tengo todo bajo control.

Eso no era del todo cierto, desde que Louis había aparecido todo su mundo estuvo de cabeza. Había hecho todo lo posible por mantenerse lejos de ese hombre que le nublaba la razón y solo logró encontrarlo cada vez y terminar cediendo a sus brazos.

Se mantuvo en silencio, pensando en todo lo que había pasado mientras Liz terminaba con su trabajo. Que Louis estuviera afuera solo le daba ansiedad por salir y verlo, no lo había hecho en una semana.

—Estas lista, impresiónalo —murmura Liz en su oído antes de retirarse

Es su momento de ponerse en el papel de Kendall y olvidarse del resto. Mira su cabello por última vez, coloca aquel antifaz de encaje que siempre utiliza y da un último suspiro.

Sobre si escritorio comienza a vibrar su teléfono, indicando que tiene un nuevo mensaje de texto.

Louis DF

Estoy ansioso por verte.

Muerde su labio inferior y decide bloquear el teléfono, no quiere distraerse y está a punto de llegar tarde detrás del escenario. Le da un rápido saludo a Keana, la cual acaba de entrar a los camarines y luego da un largo suspiro, saliendo de allí.

Leo es el que la está esperando en el pasillo, él es el encargado de supervisar que todo esté funcionando bien entre los cambios de bailarinas y también de que nadie se haya colado al pasillo VIP de los empleados.

Louis se siente ansioso, sabe que ella es la siguiente, el presentador acaba de anunciarla y el público está eufórico. Él se acomoda en su mesa y termina el whisky de un tirón, tratando de adaptar la vista cuando las luces comienzan apagarse del todo.

Era fascinante la presencia y la seguridad que tenía Kendall sobre el escenario. La mujer estaba montada sobre unos tacones altísimos, mostrando sus largas piernas brillantes. Sin embargo eso no fue lo que más hizo que al CEO se le secara la garganta, sino verla con aquella pequeña falda negra, acompañada de una camisa blanca que le quedaba unos talles más grande, y cómo no, era suya.

¿En qué momento esa descarada se había atrevido a tomar una camisa suya para hacer el espectáculo?

Da un largo suspiro y trata de calmar su cuerpo, en este momento siente que no puede ni siquiera hablar mientras tiene la boca desencajada. Y como si fuera poco, ella se atreve a mirarlo directamente y giñarle un ojo, sabiendo de que él si sabe de que se trata de su camisa y no de una cualquiera.

Él deseaba poder ver su rostro por debajo de esa máscara, extrañaba las facciones de su cara. No la había visto por tantos días que apenas se estaba aguantando tenerla tan cerca y no ir hacia ella, pero respetaba su trabajo, eso sería una completa estupidez.

Parpadea al salir de sus fantasías, la música está alta y ella comienza a bailar sobre el escenario, luciendo estupenda. Su espalda se arquea, Kendall está jugando con los botones de la camisa mientras que muerde su labio inferior, haciendo gritar al público.

Los ojos de Louis viajan por su cuerpo mientras que se gira y empieza a bajar la tela solo hasta la mitad de sus brazos, para luego volver a colocarla y llevar ambas manos hacia su falda, quitándola tras un pequeño meneo.

Tiene que tomar otro trago para soportar el calor del ambiente, siente que su cuerpo está en llamas y ella apenas ha comenzado. El tequila raspa su garganta y ni siquiera le importa, ver a la mujer que tanto desea moverse de esa manera al compás de la música, mientras abre sus piernas, se tira al suelo y lo provoca con su mirada es mucho más de lo que cualquier persona puede soportar.

La mujer comienza a jugar con la camisa de nuevo, moviéndola de forma sensual mientras deja ver su conjunto de ropa interior de encaje negro, transparente solo en las partes que teóricamente puede mostrar. Con una sonrisa provocadora termina de sacar la prenda hasta ahora blanca y desliza su mano por su cuerpo.

Pasos hacia atrás, Louis traga saliva cuando sabe lo que se viene a continuación. El pole dance es el centro de atención de todo el mundo cuando ella se mueve sobre él, frota su cuerpo y comienza a subir. Gira a su alrededor, dejando que su peso la sostenga casi en una línea recta para despues volver a enredarse en el mismo y moverse sensualmente, subiendo y bajando, relamiendo sus labios mientras provoca a toda la audiencia.

Louis estaba aturdido por el espectáculo tan intenso, no quería que aquello acabara y sin embargo sabía que la canción estaba a punto de terminar. Kendall baja del pole dance, pisando con sus tacones la cantidad de billetes que había sobre el escenario, el lugar estaba repleto.

Se arrodilla, se mueve sensualmente mientras que sus ojos solo están puestos en una persona, no podía negar que él era su favorito entre todos allí presentes, él lo había sido cada vez. Sus manos comienzan a ascender por su abdomen mientras su labio es mordido y tras una sonrisa burlona, comienza a agarrar el encaje de su brasier y cuando menos se lo esperan le da un tirón tan fuerte que termina de deshacerse de él.

Lo último que Louis recuerda es viendo dos círculos negros tapando sus pezones por unos breves segundos antes de que la luz se apagara por completo. Los pasos de la bailarina se escuchaban mientras se retiraba hacia atrás del escenario y los clientes gritaban a más no poder, eso había sido un jodido espectáculo digno de recordar.

Con una sonrisa de satisfacción en su rostro, camina por el pasillo de vuelta hacia los camarines. Ella necesita una ducha urgente e irse a casa, la noche ha sido demasiado intensa.

Confiaba en que él fuera esta noche, lo necesitaba allí y había cumplido, nadie podría sacarle esa sonrisa de satisfacción después de esta noche. Sabía de que Louis lo había disfrutado, ponerse su camisa había sido para provocarlo y al ver cómo lo había afectado solo la animó a seguir.

—Ken, ven a tomar un poco —una de sus compañeras grita cuando la ve, poniendo un poco de champagne en su copa

—Lo siento, voy a tomar una ducha —dice ella corriendo mientras sonríe

—Estuviste fantástica —le asegura la mujer cuando llega hacia ella.

—También tú —la morena toma la copa y termina el champagne de un solo trago, tirándole un beso antes de abrir la puerta y dejar la camisa blanca sobre el suelo.

Sally se ríe cuando ve a la mujer tan apurada por darse una ducha, por lo que ella y Liz se dan una mirada cómplice, ya que ambas habían sido testigos de cómo ella bailaba mirando a aquel hombre que frecuentaba mucho el club en el último tiempo.

Tras salir de la ducha solo saludó a sus compañeras con un corto abrazo y dijo que iría a casa, no quería festejar por hoy, había sido un día duro.

Caminando por el pasillo revisa su celular para ver si tiene otro mensaje de él, pero no parece haberle escrito nada y eso la decepciona un poco, pero lo entiende. De todas maneras prefiere abrir su chat otra vez y comenzar a escribir.

Espero que hayas disfrutado del show, hoy ha sido especialmente para ti.

Por cierto, tu camisa está conmigo.

Como cada noche que se presenta tiene que ir hacia la oficina de su jefe para dividir las ganancias, sabía que era especial y el hombre le ofreció un champagne que ella no pudo rechazar, por lo que solo le dio unos dos pequeños sorbos para no ser grosera. Tenía que conducir y era muy consciente de ello.

Le agradecía a ese hombre todo lo que había hecho, la había salvado en el momento indicado y jamás podría tener rencores, por más de que no sea un tipo muy fácil de manejar.

Sus ojos quieren adaptarse a la oscuridad del estacionamiento, Russell había asegurado de que repararía la luz por allí, pero tampoco es que sintió miedo porque era privado y nadie más que ellas tenía acceso a él. De todas maneras ya no era su problema, pero le diría a Keana que le recuerde aquello, no es agradable caminar en la oscuridad.

Desbloquea su auto y da un largo suspiro, pensando en Louis y en qué le hubiera encantado irse a casa con él, pero sabía que no podía ser. Ella tenía que irse y ni siquiera se lo había dicho, aún tenía que pensar en cómo comenzaría con todo el discurso y de solo pensar que no la entendería hacía que sus nervios se elevaran.

De repente escucha un sonido extraño en el asiento trasero y cuando sus ojos van hacia el espejo retrovisor, su corazón comienza a latir frenéticamente y grita, aunque una mano tapa su boca y lo ahoga.

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