Capítulo 8.
El ruido de la puerta de mi habitación al ser aporreada me sacó de mi sueño semi profundo.
-¿Hija? ¿Chico humano? ¿Se encuentran bien?
Sentí una ligera sábana cubrir mi cuerpo, pero no tenía ni la voluntad ni las ganas de moverme ni un milímetro.
-Muerta. - Gemí sin abrir los ojos.
A mi lado, Duncan se rió un poco y luego sentí una tierna caricia en mi frente.
-Eres hermosa.
Medio sonreí.
-Eso me parece estupendo, ahora... ¿Podrían abrir la puerta? Necesitan comida y agua. No en ese orden. - Dijo burlonamente papá.
Sentí los labios de Duncan en uno de mis hombros desnudos antes de escuchar el susurro de ropa y sus pasos dirigiéndose hacia la puerta.
En cuanto la abrió, papá se dirigió directamente a la cama y dejó caer algo sobre mis pies.
-Arriba, pequeña. Necesitas un baño en la tina y comer un poco.
Yo gruñí.
Papá suspiró.
-¿Disculpen? - Preguntó Duncan llamando nuestra atención. - ¿Creen que pueda...?
-¡No! -Dije saltando de la cama irracionalmente. -