Capítulo 1.
Miré conmocionada el lugar por el que había llegado ese auto volador.
Un grupo de lobos se encontraba bailando, riendo y tomando el siguiente auto.
¿Qué demonios le habían puesto a las bebidas? Ese comportamiento no era normal.
Giré para correr y largarme del sitio, pero no me moví. Miré hacia abajo para ver al grandote caído.
Me mordí un labio mientras pensaba en mis opciones. Él me había ayudado; quizá porque quería algo de mí ya que había querido reclamar enseguida ese favor, pero no importaba. Tenía una deuda con él y no podía dejarlo aquí afuera a su suerte con todos esos lobos jugando a lanzar autos.
Las punzadas en mi vientre eran cada vez peores por lo que debía tomar una decisión rápido.
Suspiré y me agaché para levantar un poco al tipo. Justo como parecía, pesaba un montón y ni toda mi sangre de pantera podían con el peso extra.
Gruñí molesta mientras pasaba otro auto volador. Cayó a pocos metros de nosotros, por lo que intenté de nuevo sostener aunque sea la