[CONTINUACIÓN]
—¡¿Puedes dejar de comportarte como un maldito puberto inmaduro?!— niega, con su entrecejo arrugado y mirándome con desprecio.
—¡Vete con tu amiguito! ¡Seguramente no es un maldito puberto y con él no perderás el maldito tiempo!—
Ruedo los ojos y suelto un gruñido, harta de esta situación. Seguramente es una de sus escenas de celos a causa de mi amistad con Max.
—Pues sabes que no, no es una pérdida de tiempo, él no se comporta de esta forma. Pero si vine hasta acá, fue porque Sam me lo pidió, porque estaba preocupada por ustedes. Y no te preocupes, luego de esto te aseguro que no me vuelvo a acercar a ti —reprimo el nudo en mi garganta.
Su semblante se suaviza un poco, pero es tan efímero como el silencio que nos rodea.
—¡¿Se puede llevar ya a su esposo?! Cualquiera que sea —exige el chico del bar, a la castaña.
—¡Yo!— gritan al unísono Axel y White.
—Esto es lo que querías, ¿no? Tranquila, desde ahora me dejará de importar todo lo que hagas —masculla entre dientes, an