[CONTINUACIÓN]
Casi 3 horas tratando de calmar a esos pequeños monstruos.
En realidad eran imposibles y eso que dos de ellas eran mis hijas.
La casa era un desastre, los sofás estaban manchados de pintura y ni hablar de las paredes totalmente garafateadas con crayones y la cocina rebasaba de harina por todos lados.
Pero finalmente todos habían caído dormidos y yo tenía otros planes con la chica que estaba tratando de quitarse el merengue del cabello en la ducha.
La esperé en la recámara, y para cuándo ella salió, me miró asustada
En verdad no sé que denotaba en mi rostro.
—¿Sucedió algo, cielo?—
Me levanté y caminé hacia ella.
—Tengo una sorpresa.— le di un casto beso entre el cuello y la clavícula.
—¿Debería preocuparme?— se estremeció y cerró sus ojos, dejándose llevar por mis caricias.
Aparte su cabello y la despoje de la toalla, dejándola completamente a mi merced.
—¿Qué planeas?— mordió su labio, lo que sin duda incremento mi deseo por besarla hasta que sus labios dulces se hinch