Fabrizio
— ¡El rey! ¡Protéjanlo! — grité.
Nuestros enemigos lo querían ver herido, que todos lo presenciaran débil y caído. Había subestimado este ataque, a pesar de haber escuchado a esos hombres.
Horas antes había acabado con batallones mientras me acercaba al castillo, pero, a pesar de eso, u