Josefina estaba de pie frente a la estufa en la cocina del restaurante, el familiar aroma de vegetales salteados y especias llenaba el aire.
Al volver a contratar al antiguo personal, ya no tenía que cargar con todas las responsabilidades ella sola. A su alrededor se movían cuatro trabajadores dedicados, incluidos dos cocineros experimentados de la gestión previa.
En ese pequeño pueblo minero en crisis, conseguir empleo resultaba casi milagroso, así que Josefina sentía que la camaradería en la cocina le reconfortaba el alma.
"Oye, Jose, ¿adónde fue tu guapo ayudante? No lo he visto estos últimos días". Le preguntó Shirley, con un brillo juguetón en sus ojos cuando limpiaba el mostrador.
"Qué sé yo", respondió ella encogiéndose ligeramente de hombros. "Su exesposa apareció y se fue con ella".
"¿Dijo si va a volver?" Insistió Shirley.
"No dijo ni una palabra", respondió Josefina con irritación. "La verdad es que estoy pensando en despedirlo".
"¡Ay, no te apresures!" Protestó Shirley. "No