Capítulo 37
Alex se dirigió al auto, consciente de las miradas curiosas y depredadoras que ya lo seguían. La gente en ese lugar siempre estaba al acecho, lista para aprovechar cualquier debilidad.

"Morris, llévame a la Mansión Dorada en Beverly Hills". Ordenó al entrar al vehículo.

"Sí, señor."

Ya dentro del auto, Alex realizó una llamada.

"Buenos días, señor Alex. Julia, su conserje personal, al habla. ¿En qué puedo ayudarle hoy?" Lo saludó una voz femenina.

"¿Sabes dónde estoy?"

"Se encuentra en la zona marginal del este de Vancouver, justo al lado del páramo". Respondió Julia.

"Excelente. Quiero limpiar este lugar, hacerlo más verde, más seguro para la gente. Proporcionar empleos y educación para los desempleados. Digamos, que sería una iniciativa social permanente. Pero quiero que sea supervisada durante al menos un año, antes de que la dejemos funcionar por sí sola."

"Gracias por sus buenas intenciones." Dijo Julia calurosamente.

"Ha habido diez propuestas de expertos locales y trabajador
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