—¿Qué demonios estás haciendo? — me gritó Megan mientras la bebida fría la empapaba de pies a cabeza.
Josefina le respondió sin dudar. —¡Te lo mereces, psicópata! ¿Para qué viniste a acosar a la gente? ¿Qué te pasa?
Megan entrecerró los ojos. —¿Sabes quién es este tipo?
Josefina le lanzó una sonrisa radiante. — Claro que sí. Es mi mejor amigo. Si tienes problemas con él, tendrás que lidiar primero conmigo.
—¡Es un estafador, un gigoló! Arruinó la empresa de su ex por pura envidia, porque Jessica Hilton lo trató como un juguete. ¡Pregúntale si miento! — Megan señaló a Álex con furia.
Josefina puso las manos en las caderas, mirando a los ojos a Megan con una sonrisa desafiante. — No creo ni una palabra de lo que dices. Así que lárgate, loca.
Megan abrió la boca para replicarle, pero solo le salió un suspiro frustrado.
Sus mejillas ardían de ira. — Ah, ¿así están las cosas? Álex, tan hombre que eres, y siempre andas escondido detrás de una mujer.
Le sonrió con desdén. — No creas que escap