—Madre —Sofía frunció el ceño. Florence rara vez hacía escándalo así sin respaldo.
—Sofía —escuchó una voz masculina.
Marco apareció detrás de Florence.
—Creo que Álex tiene sus razones en lo que respecta a Kelly. No dudes de él. No es bueno que marido y mujer pierdan la confianza entre sí —dijo Marco, intentando parecer el caballero perfecto ante Sofía.
—Marco —se burló Florence—, no metas a todos los hombres en el mismo saco contigo. Eres demasiado amable y bueno para ser llamado hombre. Pero, ¿este perdedor? Es un estafador, está dispuesto a ser el perro faldero de cualquier mujer por un centavo.
—Tía Florence, creo que Álex es noble y honorable —insistió Marco, con un tono firme.
Florence resopló amargamente. —¿Noble? ¿Honorable? Si él es noble, ¿entonces quién en el mundo puede ser considerado un estafador? Sofía, ¿por qué sigues manteniendo a este hombre? ¡Te ha engañado! ¡Deberías echarlo!
La mirada de Sofía revoloteó nerviosamente por la habitación, se sentía confundida y la du