Capitulo 56
Veinticuatro horas después, un nuevo amanecer y seguían los planes que se debían llevar a cabo de inmediato, terminando por fin con quien más daño ha hecho en muchas personas inocentes, solo por su ambición, codicia y envidia.

La incertidumbre de no saber donde y como estaba la persona que amas, que deseas ver en cada amanecer, disfrutar de cada sonrisa en un rico desayuno; sin miedo.

No serían para nada fáciles los días en que llevarían a Heriberto a su final, pero no imposible; con unos documentos listos, David se encaminó a la mansión de Heriberto, que sin duda estaba de un humor de perro bravo.

Seguía en la búsqueda de Lucía, sin obtener información de su paradero, eso lo tenía en un estado de rabia extrema, gritaba y reclamaba sin parar, pagando con quienes no tenían culpa de nada.

Con el desastre en la entrada de su mansión, causado por David y Alfredo, era fácil para David entrar sin ser anunciado, actuando lo más molesto que pudiera verse.

—Gómez, ¿me puedes explicar
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