Horas después, Pedro llamó a la clínica, con la idea de que dieran aviso a Alfredo, sin pensar que su respuesta llegaría de inmediato, con malas noticias.
Heriberto se estaba moviendo rápido buscando sacar el camino a quienes seguían siendo una piedra de tropiezo.
Los clubes y la procesadora de té no eran solo lo que Heriberto quería también apoderarse de la mafia era su objetivo.
—¿Cómo está mi esposa, Pedro?— preguntó David, después qué padre e hijo hablarán contando todo lo sucedido.
—Despertó hace unas horas señor, pregunta por usted, mandé fotos o se levantará de esa cama —anunció Pedro, mientras David lloraba de emoción por esa gran noticia.
—Quiero hablar con ella —susurró, pedro asintió y camino a la habitación, donde le pasó la tablet a Ester.
—¿Qué te pasó?, ¿Por qué estás tan feo? — interrogó ella haciendo reír a David.
En ella no había salido una palabra de amor O tal vez de Consuelo.
sus miradas quedaron conectadas, sus corazones bombardearon sangre rápido, s