Una vez ella estuvo bañado y cambiada dejó que su esposo curara su rostro superficialmente. No se podía hacer mucho con un moretón, así que después de un poco de crema fría y un pequeño parche en su labio había terminado.
-¿Quieres comer algo?- le preguntó él guardando las cosas en el botiquín de vuelta.
Elena negó, no estaba acostumbrada a esa amabilidad por parte de él. Parecía tan irreal que y se con solo pestañear se volvería el mismo hombre frío de siempre.
-Solo iré a dormir- dijo sin alzar la cabeza.
Dorian se quedó quieto en el lugar para después acercarse a la cama y des tenderla.
-Acuéstate mientras me baño.
Esta vez Elena si estaba sorprendida.
-¿Dormir aquí?- su voz apenas era un susurro.
-Eres mi esposa, por qué no dormirías aquí.
Bueno, por muchas razones, pero ella no entraría en detalles. Lo mejor que pudo hacer era seguirle la roma a su esposo. No tenía energía para discutir precisamente con él, no en su estado. Se sentó en la cama y no se movió. Él se quedó con la ma