67. Eres tan hermosa Danielle
Danielle estiró el cuello ofreciéndoselo y no pudo evitar gemir al sentir como la lengua de Enrico lo recorría, era increíble la forma en que se le erizaba la piel y con qué rapidez, con una sola de sus caricias.
— Estoy segura de que lo mismo que yo...
Murmuró con la voz afectada mientras se acomodaba mejor en su regazo para moverse sobre él y sentir su dureza contra la fina tela de su vestido, haciendo que la humedad creciera entre sus piernas.
— Sí deseo lo mismo que tú.— Enrico llevó los labios más allá del estilizado cuello de la chica, bajando al escote de su vestido, hasta llegar al valle de sus senos.
— Agradezco que reservaras este espacio privado para nosotros, debo confesar que al principio me molesté, creí que querías ocultarte. — confesó ella sin dejar de tener ese cadencioso movimiento de cadera.
— ¿Ocultarme? ¿Por qué habría de hacerlo?— Preguntó a la joven, aunque al hacer las reservas de ese espacio tan íntimo, lo había hecho con el fin de que nadie fueras capaz de mo