Tomás
Jodida suerte la mía
Esa llamada no pudo haber sido más inoportuna
Hace ya un rato que empezamos a caminar rumbo a mi casa para dejar a Meg y a Gin antes de que mamá tome la apresurada e irracional decisión de desheredarme por el hecho de haber traído a las niñas conmigo
Ni Juliet ni yo nos hemos atrevido a abrir la boca luego de lo ocurrido hace algunos minutos en el parque y de no ser por los pequeños que caminan como si tuviesen toda la energía del mundo el silencio instaurado sería insoportable
Joder, joder, joder
¡La besé!
¿Por qué mierdas la besé? Pensé que hallaría la respuesta que busco al hacerlo
De no ser porque mi teléfono sonó la hubiera devorado con todas las ganas
¿Dónde quedó aquello de no arriesgarme? Al parecer, el plan se fue al caño y se d