Ya ella no se siente para nada sorprendida cuando ve la escena a la que se había adaptado los últimos días.
— Ustedes todavía. — Shanon observa a sus hombres de la manera más amenazante que puede. — ¿Acaso se divierten desobedeciendo mis órdenes y quieren quedarse sin manos? ¿Esto es lo que hacen todos ustedes cuando les pido que vigilen a la enana?
La misma historia que se había estado repitiendo: Sus hombres jugando con la niña a cosas tontas y sin sentido.
— Se ven completamente ridículos.
Por todos lados hay flores, juguetes, snacks con formas infantiles y tantos colores que ya le duele la vista. No tiene ni la más mínima idea de por qué sus hombres estaban tan empecinados en complacer los berrinches de la pequeña.
— Ellos solo se están divirtiendo un rato, señora. — Su asistent