Eva escuchó atenta lo que su amiga le había dicho, ella trató de mantener la calma, pero sabía que en ese preciso momento quería salir corriendo a preguntar sobre ese detalle a Alejandro.

- Eva… Sé qué estás pensando, ve, ve a buscar a Alejandro y debes saber algo, yo puedo sola, cuando te pedí que vinieras a ayudarme, lo hice porque no tenía a nadie en quien confiar y no quería preocupar a mi familia.

Amiga, tú llegaste aquí, has sido la luz en el camino que necesitaba y sé que si tú no hubiera intercedido, es muy probable que nunca lo hubiera contado. Por esta razón, me permito pedirte que confíes en Alejandro, sé que no es una mala persona y también sé, que él no ha hecho las cosas bien, pero dime, ¿Quién es la persona que está libre de pecados? -dijo Sara intentando dejar un poco de duda en la mente de Eva.

Sara sabía perfectamente que, gran parte de su rechazo a Alejandro se debía a que ella, sin que tuviera necesidad de decirlo; ella aún mantenía la esperanza de llegar a algo con