Catarina se mordió los labios, un poco confundida con todo, y acomodó el bolso sobre el hombro.
—Ya me voy —dijo, en un tono contenido.
—¡Espera! —pidió Henri, dando un paso hacia adelante.
Ella lo miró una vez más, y el simple contacto visual hizo que su corazón se acelerara.
—¿Qué pasa? —preguntó,