— No hicimos solo eso, papá — explicó Catarina, intentando que su voz temblorosa no se notara.
— ¿Ah, sí? Entonces, ¿qué más hicieron?
— Primero almorzamos — dijo ella. — Y, como el restaurante estaba muy concurrido, la comida tardó en servirse.
Damián arqueó las cejas, escéptico.
— ¿Y después?
— Lu