Ver que su padre estaba dispuesto a intentar cambiar aquella situación trajo una sonrisa de alivio al rostro de Eloá.
— Creo que podemos, sí — dijo con cautela —, pero para eso, usted necesita escucharme sin juicios.
Él asintió, apretando los labios, como quien intenta contener su propia ansiedad.
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