— Ven conmigo, con esa panzota ya no puedes ni agacharte.
— ¡Ay, Rafa, gracias!
Estábamos caminando hacia el centro.
— Mira, Aurora, si yo fuera tú, pediría una baja médica. Estás de seis meses, ¡pero parece que ya vas a dar a luz!
— Bueno, es por estos dos niñitos que tengo aquí dentro.
Descubrí que estaba esperando dos varoncitos.
— Ya deberías haber elegido los nombres, Aurora.
— Lo sé, pero voy a esperar un poco más.
— Escucha, Tasio ya contrató a alguien para la limpieza. Tú solo te encargarás de la cocina.
— Él y su amabilidad… Mira, Rafa, creo que ya es hora de que le hables de tus sentimientos. — Insistí.
— ¿Cómo voy a decirle eso ahora? Y más sabiendo que le gustas tú.
— ¡Rafaela! — La reprendí. — Ya te dije que entre nosotros no hay ninguna posibilidad, aunque tú no sintieras nada por él. Yo ya tengo a alguien en mi corazón, y por él voy a luchar.
— ¿Luchar cómo? Si ni siquiera has hablado con el padre de tus hijos sobre el embarazo.
— Lo voy a buscar otra vez, Rafa, pero ah