Ese mediodía Ramiro decidió quedarse junto a Julián. Sentía que en medio de tantos sentimientos encontrados era bueno una distracción, aunque en su cabeza resonaba si debía decirle a Bárbara lo ocurrido, o sí debía ocultarlo.
— ¿Fuiste al edificio?— Le preguntó Ramiro — ¡Pss! Ma bien. Vi ahí lo que me dijiste pero vi otro nombre…— Julián hizo una pausa — ¿Cuál?— Frunció el ceño Ramiro — Mmmm… No lo recuerdo, ¿Róman?— Lo miró confundido — Ramón— Susurró Ramiro agachando su cabeza —¿Y ese quien e?— — Fue el señor que