5 Destino.

El vaso medio lleno, eso fue lo que la americana le había dicho a Loan y fue lo que Loan uso durante los días que siguieron al rompimiento con Susan, aunque ese ni siquiera era su verdadero nombre, solo Park sabia aquello, únicamente a su hermano menor le había confesado la verdad, se había enamorado de una ilusión, una mujer que en realidad no existía y la cual solo se había acercado a él por el tigre blanco, por suerte para la organización, la peli roja se había dado por vencida justo el mismo día que Loan pensaba cotarle toda la verdad. Se concentró en eso, como le dijo la americana, el vaso medio lleno, dejo el dolor a un lado y solo se permitió sentir alivio de que esa agente decidiera darse por vencida y por lo menos serle honesta, tranquilamente podría solo haber desaparecido, y en ese caso él hubiera pasado toda la vida buscando a alguien que no existe si, la americana de hermosos ojos tenía razón, debía centrarse en ver el lado positivo de cada cosa.

— No lo comprendo, en verdad Loan, te veías tan enamorado, Dios, aun no puedo procesar todo lo que sucedió y tu estas tan… normal. — Park veía a su hermano y realmente no lo creía, Loan se veía como cada día, su temple tranquila, su mente en paz, como si su novia de tres años no lo hubiera abandonado, peor aún, como si no le hubiera dicho que ella era una farsa.

— Lo que ves es el resultado de un buen consejo, a veces hay que concentrarse en las cosas buenas de la vida, ver el vaso medio lleno. — rebatió con una sonrisa, mientras levantaba el rostro de unos documentos, solo por un segundo, antes de volver su atención a aquellos papeles.

— Un buen consejo que no escuchaste de mí, aun no entiendo para que padre me envió, no te soy de utilidad.

— Lo eres Park, tú eres mi mayor apoyo, además gracias a ti no debo lidiar con padre. — esas palabras solo despertaron aún más la inquietud de Park, ya que eran ciertas las palaras de Loan, Park era un intermediario, entre Sug-Zhao y su rebelde hijo del medio, Loan-Zhao.

—Si claro, soy su intermediario, eso también me inquieta, un día uno de los dos matara a la paloma mensajera. — murmuro mientras veía por la ventana.

— No seas dramático, vele el lado positivo. — dijo y se le hizo imposible no recordar el rostro de la rubia, para ser francos, Loan la recordaba a diario, y aunque regreso al restaurante varias veces, la americana ya no estaba allí y es que Loan recordaba mucho de aquella noche en el puente, menos, el detalle de que le había entregado una tarjeta a la joven, de haberlo recordado, hubiera averiguado si la americana se había presentado o no a reclamar el pago a su favor.

— Eso dices ahora… porque aún no te he dicho que hable con padre. — Loan dejo a un lado los documentos en los que estaba tan concentrado y vio fijamente al menor de sus hermanos y para ser francos, al único que queria.

— Odio la intriga, por favor, Park, habla de una vez. — el pequeño asiático exhalo con fuerza, pero no tenía escapatoria, debía darle malas noticias a su hermano mayor.

— Tu boda sigue en pie, padre quiere que regreses junto con Wang para su boda y así que conozcas a tu futura esposa…

— ¡Maldición! — grito al tiempo que hacía volar todos los papeles que segundos antes estaban sobre su escritorio. — Se lo que quiere, piensa que con todo esto lograra arrinconarme a pedirle matrimonio a Susan y así tomar el lugar de jefe del tigre blanco.

— Y es exactamente lo que hiciste, solo que Susan te rechazo y te informo que era una infiltrada… lo siento. — dijo el menor al ver el rostro de Loan. — Pero debes reconocer que el viejo es astuto.

— Sí que lo es, por algo es el jefe de media Pais X.

Loan ya no quiso hablar, solo quedo en silencio viendo el escritorio, pensando que haría la americana en su lugar. Medito un largo tiempo, pero no encontró respuesta alguna a su pregunta, ¿cómo se hacía para ver solo el lado bueno de la vida? cuando esta no tenía un lado bueno para ser mostrado.

Jade paso días tratando de recuperar sus antiguos trabajos, pero en la cafetería la rechazaron bajo el motivo de que ella ya había renunciado dos veces, la primera por la universidad y la segunda por conseguir un mejor empleo y aunque conocía a la dueña desde hacía años, esta le hizo ver que no podía despedir a su nueva empleada por más cariño que le tuviera. En el restaurante le fue aún peor, su jefe le dijo que no y la acuso de ladrona, ya que por las cámaras del lugar había observado a la joven cuando guardo el costoso añillo, por lo que no la queria de nuevo allí, claro que tampoco le dijo que Loan había ido a preguntar por ella en varias ocasiones. Por lo que ahora Jade se encontraba aún más estresada que antes, no tenía un empleo, pasaba el día entero en lugares donde la tomaban a prueba y luego la despedían sin paga alguna, mientras que Javier pasaba el día entero en el casino de los Zhao, disfrutando de los préstamos de dinero que Wang le facilitaba y perdiéndolo todo, en solo una semana se había hecho acreedor de una deuda de más de un millón de dólares.

— Javier ¿A dónde vas? — pregunto el asiático al ver salir al rubio de su casino clandestino.

— Señor Wang, solo voy a mi hogar, ya es muy tarde y no me había dado cuenta de ello. — Wang sonrió ante la respuesta del joven, era un estúpido de eso no había dudas.

— Sí, veras Javier, durante toda la semana se te ha facilitado préstamos para que puedas divertirte y… hoy es día de paga, ¿me comprendes? — el corazón de Javier comenzó un latir rápido, él había sido testigo de primera mano de como cobraban las deudas en aquel lugar.

— Sí, claro que lo comprendo, es solo… si me diera unos días… — las carajadas de Wang lo hiso enmudecer.

— Estos americanos sí que tienen un buen sentido de humor, pero… por ser tu hare una excepción, me recuerdas a mi hermano menor, tiene tu misma edad, y es tan… distraído como tú. — claro que Wang omitió la parte de que su mayor deseo era matar a Park, esa bastardo al que su padre tanto cuidaba, hijo de la concubina que destrozo el corazón de su madre. — Te daré dos días para que consigas el dinero.

— Dos días. — repitió con horro el rubio.

— Dos días, espero verte aquí el martes… no me hagas ir por ti Javier, créeme que ni tu ni yo querríamos eso.

Javier salió de aquel lugar casi corriendo, una semana estuvo en aquel lugar, esperando paciente a que Wang le preguntara por Jade, que le diera algo conque trabajar para convencer a la joven de dormir con el asiático y así ganar suficiente dinero como para vivir cómodamente, pero Wang no decía nada con respecto a Jade y Javier se comenzó a plantear que quizás Jade había malinterpretado las cosas, pero ahora… ahora todo era distinto, él le debía a los Zhao, ¿Cómo haría para pagarle? Cuando ni siquiera tenían para pagar la luz de su hogar y fue entonces donde se dio cuenta que su destino estaba sellado, era hombre muerto.

Jade ingreso a su hogar, sus pies latían y estaban hinchados, había caminado por media ciudad, tratando de conseguir algo, cualquier empleo, un mínimo de esperanza, pero no tuvo suerte, parecía que el destino conspiraba contra ella.

— ¿Qué rayos haces? — la pregunta salió en un susurro, hasta para hablar estaba cansada, pero eso no le evitó que preguntara cuando vio a Javier sacar todo los muebles al jardín trasero.

— Una venta de garaje, y la casa también la venderé, ¿crees que pueda venderla en 48 horas? — Jade respiro profundo y se dejó caer en la única silla que quedaba dentro de la sala.

— ¿En qué te metiste ahora? — lo había empezado a conocer como realmente era, desde hacía días, Jade ya no dormía con él, no solo porque llegaba tarde de buscar trabajo, sino que Javier estaba tan ebrio que dormía sin darse cuenta si ella se acostaba a su lado o si usaba el sofá para dormir.

— Lo hice por nosotros. — dijo la mentira más grande que hubiera dicho hasta ese día. — Te veía tan abatida y yo… soy un bueno para nada, no conseguía empleo y el dinero que tenías ahorrado se terminó hace días, pensé que podría probar un poco de suerte en el casino de Wang, le pedí un préstamo y gane, entonces quise un poco más, para comparte un regalo y lo perdí, y luego Wang me ofreció otro préstamo y gane, pero no lo suficiente como para regresarle el dinero y así fue por días, hasta hoy que me pidió que le pagara y… no sé qué hare para regresar el dinero, Dios no sé qué hare. — Jade tenía la boca abierta, estaba furiosa, quería gritarle, decirle que ella le había advertido que no se acercara a ese casino, pero también sentía pena, Javier se veía abatido, y había dicho que lo hizo para ayudarla, quizás había sido su culpa, ella lo presionaba todos los días, las discusiones habían tomado el lugar de los besos y carisias, Jade no podía evitar sentirse como la mala de la película, como su madre Magnolia cuando confrontaba a Isaías por no comprarle un bolso de diseñador, o el ultimo vestido de moda, Jade creía no estar haciendo bien las cosas, quizás y todo era su culpa.

— ¿Firmaste algún pagare? ¿de cuánto es el plazo? ¿Cuánto debes? — la voz de Jader temblaba a medida que veía llorar a Javier, solo una vez lo había visto de esa forma, cuando sus padres habían muerto.

— ¡¿Firmar un pagare?! Jade es un casino clandestino, ¡el único aval de pago para ellos es tu vida! Me van a matar Jade, Wang me va a matar, debo conseguir un millón en 48, Dios estoy muerto, aunque venda la casa, y todo lo que hay en ella… me van a matar, me van a matar. — Javier cayo de rodillas en medio de la sala y Jade solo pudo arrodillarse a su lado, podría tomar sus cosas e irse, así sea debajo de un puente, pero Isaías no la había educado para abandonar a quien se quiere, y aunque Jade había descubierto que Javier era un idiota, fue el único que se mantuvo a su lado, ya que incluso la familia de Isaías le dio la espalda cuando su padre murió, todos sabían que ella no era la hija biológica de aquel buen hombre y si alguna vez le demostraron cariño, solo fue porque respetaban a Isaías Renger.

—Tranquilo, no llores Javier, no lo hagas, algo se nos ocurrirá, no te preocupes.

Jade ocupo el resto de la noche a tranquilizar a su… novio, aunque quisiera terminarlo no lo haría, por lo menos no en ese momento, fuera lo que fuera que se avecinaba, ella no lo abandonaría, no estaba en su ser la cobardía, ella era una persona leal y aunque ya no sintiera ese amor de adolescencia por Javier, aun lo queria, era su mejor amigo, eso nunca debió de haber cambiado.

Una vez que el joven se durmió, Jade tomo los pocos dólares que quedaban, fue a la dirección que la descarada de Magnolia le había dejado a Javier para que le reenviara la correspondencia, hasta que ella hiciera el cambio de domicilio. Subió al autobús y luego de una hora de viaje llego a una casa, más lujosa y en el lado más caro de la ciudad, toco a puerta y se sorprendió cuando un hombre canoso y excedido de peso, abrió la puerta, enfundado en un pijama de seda y una bata que le recordó al dueño de play boy.

— Wau, hola belleza, no sabía que los ángeles bajaran a tocar puertas. — Jade arrugo su entre cejo y vio a un lado de la puerta, luego abrió el papel donde estaba anotada la dirección de Magnolia y volvió a ver la dirección del umbral.

— Disculpe, creo que tengo mal anotada la dirección, busco a Magnolia.

— ¿Mi Lía? ¿y que eres tú de mi esposa? — Jade dio un paso atrás, como si aquel hombre la hubiera abofeteado, no encontraba su voz para responder, o así sea preguntar cómo era eso que Magnolia era su esposa.

— Terry, cariño, ¿quién es? — esa voz no la podría confundir, mucho menos olvidar, era la voz chillona y desagradable de la mujer que la había parido.

— Un hermoso ángel que pregunta por ti amor. — respondió el obeso hombre dando un paso al costado para que Magnolia pudiera salir de la casa.

— Jade. — dijo como si la joven fuera un fantasma. — ¿Qué haces aquí?

— ¿Jade? ¿Esta es la mujer por la que tu esposo te abandono?

— ¡¿Qué?! — al fin la rubia encontraba su voz.

— Bueno no lo culpo, es muy bonita.

— Terry ve y espérame en el cuarto, esta trepadora ya arruino mi vida una vez, no lo pienso permitir una segunda. — Jade veía a su madre con asco y resentimiento, queria golpearla, deseaba hacerlo, pero estaba allí por un motivo, aunque ahora queria saber muchas cosas, el obeso hombre le dio una palmada en el trasero a Magnolia, pero le giño un ojo a Jade antes de desaparecer por la puerta.

— No puedo creer lo que dijo… tú… ¿cómo puedes ensuciar de esa forma la memoria de mi padre?

— Mira niña, Isaías no era tu padre y lo sabes, ahora dime que rayos quieres o llamare a la policía y te denunciare por acoso.

— No serias capaz.

— Ponme a prueba Jade, dame un motivo. — el odio con el que Magnolia la veía le dejo en claro que hablaba enserio.

— Claro que serias capaz. — murmuro con dolor. — Solo… necesito que me prestes lo que conseguiste de la venta de la casa… — las carcajadas de Magnolia no la tomaron desprevenida, como su padre siempre le había enseñado, el no a su pregunta ya lo tenía, aunque en esta ocasión no solo se preparó para el no que recibiría de su madre, sino también para la burla. — En verdad no te lo pediría si no fuera necesario, y juro que te lo regresare, tengo un problema…

— No digas más, porque no me interesa, no te daré dinero porque no lo tengo, Terry lo invierto todo, pero te diré como conseguirlo si juras nunca más aparecer frete a mí.

— Lo juro. — dijo con seriedad, no porque su madre le fuera a dar alguna información, sino porque en verdad no queria verla nunca más en su vida.

— Busca a Derek Bach, dile que eres su hija, quizás a ti te crea y si es así… dile que me debe 21 años d crianza.

— Por supuesto dinero, es lo único que a ti te importa, el maldito dinero.

— Es por dinero por lo que estás aquí, por lo que no somos tan distintas, aunque tú tienes los labios de Derek. — la burla baila en la voz de Magnolia.

— Era él con quien engañaban a papá ¿verdad? — Magnolia no le respondió, pero Jade ya se había dado cuenta, el perfume del mayor era fuerte, era el mismo olor que su madre llevaba cuando regresaba de hacer las compras. — Tu no merecías un esposo como Isaías.

— Ni tu un padre como él, créeme Jade, cuando conozcas a Derek, me agradecerás que Isaías te criara.

Jade regreso sobre sus pasos, debía saber que ese tal Derek era alguien importante, ya que las veces que su madre se refirió a él, lo hacía ver como alguien muy reconocido y sobre todo adinerado, tomo su teléfono móvil y coloco aquel nombre en el buscador, cuando apareció el resultado de su búsqueda no lo podía creer, si Magnolia le había dicho la verdad, ella era una Bach, de esos Bach, de los que manejaban toda América y quizás el mundo entero, la joven no podía creer el destino que su vida estaba tomando.

Park se sentía como el peor de los hombres, un traidor, y es que en parte lo era, estaba traicionando a su hermano a Loan, ese que siempre lo cuido y defendió de Wang y de la mayoría de las personas que componían al tigre blanco, el hijo de la concubina no era querido por casi nadie, y todo se lo debía a su madre, respiro con pesar, no tenía opción, él tenía un trabajo que hacer, así lo había dispuesto su padre.

— Padre. — dijo viendo el monitor del computador, donde estaba el rostro serio de Sug-Zhao.

— Park, espero que me tengas buenas noticias. — el menor trago con dificultad, ya lo había dicho, un día de estos, matarían al mensajero, solo era cuestión de tiempo para saber en manos de quien moriría, si de su padre, o de su hermano.

— Tengo noticias, aunque no se si son buenas.

— Habla.

— Loan acepto casarse en un año. — informo y aguanto la respiración al ver como el rostro de su padre se volvía rojo.

— Tu dijiste que amaba a la americana, tu aseguraste que él se casaría antes que Wang si lo arrinconaba con un matrimonio arreglado. — Park podía jurar que su padre lo golpearía si es que estuvieran frente a frente.

— Y no te mentí, es solo… — las gotas de sudor perlaron su frente, entregaría a su hermano, no le quedaba más que decir la verdad, que Loan le había propuesto matrimonio a la americana y que esta no solo lo había abandonado, sino que también lo había engañado, que era una infiltrada. — Ella lo rechazo.

— ¿Qué?

— Susan Layen no existe, era una farsante, una infiltrada, engaño a Loan para llegar al tigre blanco, solo que como no pudo relacionarlo con la organización se dio por vencida y borro toda sospecha de él con las autoridades. — queria llorar, era débil, era como su madre, un traidor embustero.

— Eso es… maravilloso. — Park vio con sorpresa al mayor, sabía que su padre prefería a Loan como cabeza de la mafia, no comprendía a que se debía su alegría.

— Pero Loan se casará luego que Wang, creí que querías a Loan al frente de todo.

— Y así será, hace unos meses fui a ver a los monjes al templo, les pedí consejos para el futuro del tigre blanco, y dijeron que la nueva cabeza del tigre estaba coronada por Jade, el verde de esa gema tan preciado lo guiaría y protegería, nuestro poder crecería gracias a él y ella, ¿comprendes? — su padre se veía extasiado, pero Park seguía sin comprenderlo.

— No. — se atrevió a decir y su padre suspiro con cansancio, amaba a sus tres hijos, pero Park no tenía madera para guiar y Wang no tenía corazón para ver por los demás, en cambio Loan, era perfecto.

— La joven con la que comprometí a Loan es la hija del mayor exportador de Jade de Pais X, tan solo con el compromiso ya nos ha traído beneficios, no solo salvo a tu hermano de ser engañado, también nos libró a todos de caer en desgracia, debes traer a tu hermano lo antes posible a Pais X, estoy seguro de que solo es cuestión de que la vea para que se enamore de ella y quiera casarse de inmediato.

— Eso tiene sentido, pero ¿cómo hare para que regrese antes del casamiento de Wang?

— Les dirás que me estoy muriendo y que deben regresar de inmediato, yo me encargare de que Aiko este en nuestro hogar para su llegada.

— ¿Crees que funcione?

— Claro que sí, ya te lo dije, el destino del tigre blanco ya está escrito.

Park terminó la llamada, y se preparó para lo que se avecinaba, pues si su padre tenía razón y el destino de Loan ya estaba escrito, la venganza de Wang, no se haría esperar.

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