Cassian caminó detrás de Jessica en silencio absoluto, todo había cambiado en su territorio pero aún así lo reconocía antes que cualquier lobo, puede que las cosas hubieran cambiado de posición, pero él era consciente de cada detalle que parecía ajeno para los demás.
Él había crecido en esa tierra y después, cuando sus padres murieron la había liderado como se esperaba.
Jessica lo miró de reojo nerviosa.
—Alfa... estamos llegando.
Cassian no respondió.
Pero su mandíbula se tensó, el pulso en su cuello marcó un ritmo distinto, un latido que no pertenecía al presente, sino a la memoria viva de un Alfa que había gobernado con mano dura.
De repente los olió.
Machos del Este guardaban las entradas, la postura de todos ellos era firme, miradas duras pero apenas vieron la figura de Cassian entre las sombras los gruñidos murieron.
El aire se volvió pesado, sus lobos internos se encogieron.
No sabían quién era pero algo primitivo dentro de ellos sí.
Cassian caminó directo hacia la entrada sin