Capitulo 4.

Capítulo 4.

Narrador omnisciente.

En una sola noche el destino de todos se puede escribir, en una sola noche vasta para que dos almas se entrelazaran para toda la vida.

La luna en su punto se maravillaba como el ser más temible se porta de manera cariño con una humana.

Y es que este será un gran cambio, muchos pagaran con creces el dañar a esa mujer, y los que la amanezcan no respiraran más.

Solo unos minutos pasaron, pero para ellos parecieron horas, la noche poco a poco se volvió más fría, pero la humana no lo sentía, el calor que este hombre le proporciona es más que suficiente, es tan acogedor.

A él no le importo permanecer en su semi forma, solo le basto saber que ella poco a poco se calmó.

Ambos contemplaban la vista de la luna, saben que hay muchas preguntas, pero ese momento es de ellos.

—¿Qué eres? — le pregunta ella luego de un momento, parece que no le tiene miedo.

Él se queda callado por un momento pensando en las palabras que va a decir lo que menos quiere es asustarla.

—No quiero asustarte—. Le responde él sintiéndose nervioso por un momento, era ridículo que se sintiera de esa forma.

Él, un ser temido por todos, no se deja de nadie, todos saben que él nunca flaquea, pero ahora, una mujer más pequeña que él lo tiene nervioso, teme que ella huya de él.

—¿Crees que podría temerte luego de esta situación? — le pregunta ella con gracia en su voz.

Él no puede evitar reír ante lo dicho, pues era verdad, la situación es muy irónica.

—Iremos a un lugar más tranquilo para poder hablar—. Le responde él, y sin que ella pueda negarse, comienza a volar al bosque.

Ella se acerca más al cuerpo de él, ya que es extraña esa sensación.

Luego de unos minutos llegan a un claro amplio en el bosque, donde él baja, con cuidado hacer que pongas sus pies en el suelo, al ver que queda estabilizada sin posibilidades de que se pueda caer.

—No corras, nunca te haría daño, te pertenezco, así como tú me perteneces a mí—. Le habla él, y es que su bestia se había sincronizado, ya que desde que la han encontrado se pertenecen el uno del otro.

Ella lo ve con curiosidad, mientas ve como se aleja hasta estar a una distancia considerable, le está por preguntar, pero el rugido de una bestia la sorprende.

Y ante sus ojos ve como el hombre que la tomo entre sus brazos cuando se tiró del edificio y la trajo hasta acá se trasforma en un enorme dragón dorado, de ojos verdes.

Queda anonadada por lo que ven sus ojos, es que, aunque llego a ese lugar con un hombre que tiene que ver como este se transforma, es impresionante.

—Eres hermoso—. Susurra ella, viendo maravillada la forma de ese dragón, y su imponente figura, se yergue como un rey al que todos deben de alabar.

El dragón no aparta su vista de la mujer frente a él, con cuidado, tratando de no asustarla, baja su cabeza hacia ella.

Vanesa con un poco de inseguridad, sube su mano y toca en hocico del dragón y acaricia al dragón.

Su piel se siente extraña, pero no desgravable, maravillada, ve el color dorado de la piel resplandecer por la luz de la luna.

El dragón cerro los ojos ante el contacto de su reina, es maravilloso poder demostrar con orgullo que es fuerte y más que suficiente para poder cuidar de ella.

Ya con más confianza ella acaricia la cabeza del dragón y sonríe al ver como el dragón, aun con su aspecto tan imponente, parece ser que disfruta el toque de ella, una simple humana.

—Eres magnífico—. Susurra ella sin poder dejar de sonreír, parece que ella en ese momento ha olvidado lo que trato de hacer haces unos minutos antes.

El dragón aleja la cabeza de ella y le indica con esta subir a su espalda.

Ella duda por un momento, pero, aunque su mente le dice que este se la podría devorar de un solo bocado si quisiera su corazón le dice que eso nunca pasara, es mas sabe que este mataría a cualquiera que quisiera lastimarla.

Asi que con cuidado se sube a la enorme espalda del dragón, se toma fuertemente de este y el dragón al sentir que ella está bien agarrada eleva sus imponentes alas y alza vuelo.

El viento golpea el rostro de Vanesa, pero no siente frio, solo libertad, esa que siempre soñó y que hoy parece poder tener.

Y es cuando se da cuenta que su futuro es más incierto que nunca, no sabe que planea este hombre que se transforma en bestia, pero siente que su futuro puede cambiar, solo espera que para bien.

++++

No sabe cuanto tiempo paso, pero la noche poco a poco se está acabando, a pesar de que no ha dormido en toda la noche Vanesa no se siente cansada, solo ha disfrutado de ese momento entre las nubes, viendo las estrellas y el resplandor de la luna.

Con un bostezo ve que el sol comienza a salir al horizonte, asi que el dragón baja a tierra firme.

Vanesa baja de su espalda y ve como este se transforma nuevamente en humano, al ver que se encuentra desnudo totalmente se gira dándole la espalda avergonzada por la situación.

Cuando los hombres se aprovechaban de ella nunca lo veían, es mas siempre cerraba los ojos e imaginaba estar en otro lado, asi que ver a un hombre desnudo es nuevo, y más a uno tan apuesto como el que tiene enfrente.

—Es hora de irnos—. Le dice el hombre justo cuando llego  donde ella y la abraza por la espalda viendo el amanecer.

—¿Qué? —. Pregunta desconcertada.

Parece que su vida está por cambiar para Vanesa.

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