Después de examinar la condición de Camila, el doctor Jiménez frunció ligeramente el ceño.
— Doctor Jiménez, ¿es grave? —preguntó Mariana con rostro preocupado.
— No es nada serio. Necesita descansar, evitar situaciones estresantes y recuperarse gradualmente. Podrá mejorar —respondió el doctor Jiménez—. Te daré una receta, prepara las hierbas y haz que las beba diariamente. Recuerda, es imprescindible seguir exactamente las dosis indicadas, no puede haber errores.
Mariana tomó la receta y la examinó.
— Como era de esperar del mejor médico herbolario, doctor Jiménez. Estas dos hierbas, un médico común no se atrevería a combinarlas. Si la proporción es incorrecta, podría ser letal. Solo los incompetentes o los verdaderos maestros como usted, con su experiencia y habilidad superior, se atreverían a recetarlas juntas —comentó aduladoramente.
El doctor Jiménez, al escucharla, mostró cierta sorpresa.
— ¿Conoces de medicina?
Mariana sonrió levemente.
— Para ser sincera, también soy médica, de