Era una altura a la que los Reyes tendrían que mirar hacia arriba con reverencia...
—Gabriel, ¡qué bien te has sabido ocultar! —dijo Camila rechinando los dientes.
Si Gabriel hubiera mostrado antes su extraordinario poder, ¿quién lo habría echado? Al contrario, lo habrían adulado sin cesar.
Camila no sentía arrepentimiento, solo pensaba que Gabriel estaba loco.
¡Teniendo una identidad tan impresionante, decidió fingir ser un inútil!
—Camila, ¿sabes que fundé Inframundo para los Reyes? —dijo Gabriel con una sonrisa fría y burlona—. Justo cuando iba a entregárselo, ¡ustedes me expulsaron de los Reyes!
Los ojos de Camila se abrieron enormemente, sus pupilas temblando.
¿Significaba que ellas habían rechazado el control de la organización número uno del mundo con sus propias manos?
Camila finalmente sintió arrepentimiento, un remordimiento intenso.
Si los Reyes hubieran controlado Inframundo...
Ni siquiera podía imaginar cuán gloriosos se habrían vuelto los Reyes.
—...Gran Rey Oscuro... —el