Adriana sospechaba que Amanda también estaba en una situación difícil, de lo contrario, no habría pedido ayuda a una persona ajena como ella. Respondió naturalmente y Amanda, sentada en un rincón, le agradeció con una mirada agradecida.
—Hemos llamado a la policía. Los detalles los discutirán con tus padres, pero la niña está bien. Sería mejor que descansara medio día y se recuperara— dijo el maestro.
Adriana agradeció y se dirigió a hablar con Amanda. Cuando vio a Adriana, Amanda se puso de pie de inmediato y le habló en voz baja:
—Hermana, lo siento mucho por esto. Gracias por tu ayuda.
—No hay problema— respondió Adriana, colocando su bolso a un lado y preguntándole pacientemente sobre la situación.
—Siguen buscando el pago de deudas. Dicen que si no les damos dinero, van a embargar la fábrica de mi familia— dijo la niña, y las lágrimas comenzaron a caer.
Después de obtener una comprensión básica de la situación de la familia de Amanda, Adriana sintió que el enfoque principal debía