Después del Segundo Amanecer
Después del Segundo Amanecer
Por: Bella y Frágil
Capítulo 1
Había pasado toda mi vida viviendo a la sombra de mi hermana, Juliana, la mujer a la que todos en el círculo de herederos de la mafia adoraban y protegían.

Pero ella no tenía ni idea de que yo había renacido.

Al igual que en mi vida anterior, sonrió dulce y gentilmente, insistiendo en que eligiera a mi prometido primero, fingiendo ser considerada y amable.

Sin embargo, esta vez, me negué.

En mi vida anterior, creí ingenuamente que tenía buenas intenciones. Me casé con el hombre que ella me recomendó, Chester Kane, un heredero que, según se decía, había quedado paralizado tras una emboscada.

Renuncié a mi derecho a heredar la familia, convirtiéndome en su cuidadora, su muleta, la medicina que usaba para combatir la soledad. Sin embargo, por mucho cariño que le diera, su corazón permanecía helado.

La verdad solo salió a la luz durante la celebración del embarazo de mi hermana. Cuando un asesino de una familia rival apuntó con su arma hacia su vientre, el hombre que no se había levantado en años se puso de pie de repente. Me empujó hacia la boca del arma. Las siete balas me desgarraron el vientre.

Al desplomarme, lo vi abrazar a mi hermana, protegiéndola con su propio cuerpo y tomando el último tiro por ella.

Solo entonces lo comprendí.

Él nunca había estado paralizado. Su familia nunca lo había abandonado. Fingió estar enfermo porque el corazón de Juliana pertenecía a otro hombre y se negaba a estar atado a mí.

—Lo siento, Tania —dijo—. Te mentí. Sin embargo, no podía dejar que Juliana perdiera al heredero que lleva dentro. Te pagaré lo que te debo en nuestra próxima vida.

Cuando volví a abrir los ojos, volví al día en que mi padre nos pidió que eligiéramos a nuestros futuros esposos.

Esta vez, no elegí a nadie. Sin embargo, en esta vida fueron ellos quienes suplicaron por mi amor.

***

—Adelante, hermana, elige tú primero. Eres la delicada y necesitas una familia fuerte que te cubra.

Juliana Larson forzó un tono dulce, fingiendo ser una hermana cariñosa, igual que en su vida anterior.

Sin embargo, sus ojos la traicionaron, fijándose en Seth Rogers, el heredero de la familia Rogers, con un cariño que no podía ocultar.

Se decía en los círculos de la mafia que ella y Seth llevaban años enredados en secreto.

Sin duda, papá le entregaría a Seth a ella.

En mi vida anterior, para contentarla, elegí a Chester Kane, aunque estuviera en silla de ruedas.

Pensé que me estaba haciendo la madura, pero me metí de lleno en un infierno.

Aún podía sentir esos últimos momentos de mi vida anterior.

Siete balas me atravesaron y caí al suelo, agarrándome el vientre.

Los médicos de Chester irrumpieron, pero ni siquiera miraron en mi dirección.

Todos acudieron en masa a Juliana, que apenas tenía un rasguño.

Acurrucada en el abrazo de Chester, temblaba.

—Chester, me duele... Es mi culpa, no debí haber abandonado a los guardias solo para molestar a Tania...

Los mayores de la familia no dejaban de elogiarla, la «chica más dulce» que, incluso herida, no culpaba a su hermana.

Ella acaparó toda la atención, mientras yo yacía moribunda en el frío suelo.

No fue hasta que casi me desangré que de repente se «acordó» de mí y gritó llamando a los médicos.

—¡Salven a mi hermana! ¿Qué esperan? ¡Vayan!

Sus lágrimas brillaban como diamantes a la luz.

Fue entonces cuando me di cuenta de su actuación.

***

Fue por eso me reí cuando papá me preguntó a quién quería como futuro esposo.

—Como Juliana es tan considerada, no me voy a contener. Me quedo con Seth.

—¿Qué? —La sonrisa de Juliana desapareció mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. Tania, tú sabes muy bien de mi relación con Seth...

Chester levantó la cabeza de golpe, abriendo mucho los ojos por la sorpresa.

Entonces, la mano de mi padre me golpeó la cara con una fuerza que resonó por toda la habitación.

—¡Mírate! Seth es el heredero de la familia Rogers. ¿De verdad crees que alguien como tú, una hija ilegítima, podría casarse con él? Sabes que le tiene cariño a tu hermana, pero lo eliges a propósito. ¿Intentas llevar a tu hermana a la tumba?

La sangre me goteaba por la comisura de la boca, pero no pude evitar sonreír.

—Padre, si tú ya lo has decidido, ¿por qué finges que tengo voz en este asunto? ¿Te preocupa que te llamen injusto?

Las pestañas de Juliana temblaron mientras sus lágrimas caían en una cascada perfectamente sincronizada.

—Tania, no digas eso. Papá también te ama. ¿Cómo puedes acusarlo tan injustamente?

En medio de nuestra discusión, Chester, confinado en su silla de ruedas, se apoyó de repente en el reposabrazos y se levantó.

—Don Larson, propongo una transacción comercial. Soy consciente de que su tráfico de armas está pasando por un mal momento. Estoy dispuesto a invertir 5 millones de dólares para ayudarle, con una condición: que me de la mano de su hija mayor, Juliana, en matrimonio.

Miré a Chester con el corazón ardiendo de incredulidad.

Nunca imaginé que él, que había fingido estar paralizado durante tanto tiempo, elegiría ese momento para ponerse de pie.

Captó mi mirada, con un destello de remordimiento en sus ojos, antes de apartar la mirada.

Mi corazón dio un vuelco.

Él… también había renacido.

Así que, aunque me había visto morir con el útero destrozado en nuestra vida anterior, no permitiría que Juliana perteneciera a nadie más en esta.

Estaba dispuesto a jugar su mejor carta por ello.

En cuanto mi padre escuchó la oferta de dinero, su ira se desvaneció, reemplazada por un brillo de codicia en sus ojos.

Se había propuesto casar a sus hijas para fortalecer los lazos familiares; no iba a dejar pasar una oportunidad tan dorada.

Además, los Kane eran una fuerza a tener en cuenta, muy por encima de los Rogers. Fue una suerte que estuvieran interesados en Juliana.

—Bien —dijo papá sin dudarlo—, si Chester está perdidamente enamorado de Juliana, entonces Tania, te casarás con Seth.

Seth se puso de pie de golpe.

Hizo una mueca de desprecio con disgusto.

—¿Crees que me casaría contigo, Tania? ¡Ve, mírate al espejo! ¡No le llegas ni a la suela de los zapatos a Juliana! ¡No hagas el ridículo!
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