Adara
Estaba cansada, quería regresar a nuestro apartamento con Althaia quien se quedaría con nosotros para siempre. Con el acta de matrimonio Patricia lo anexaría, ahora era completar el papeleo, según lo dicho hace algunos minutos. Desde entonces Julián pasea a nuestra bebé, lo veía hablar con mi suegro, padre y Alejo, quien no dejaba de llamar a mi hija tripe A. Euma se acercó. El resto de las chicas se encontraban bailando.
—¿Qué necesitas Adara? Te veo impaciente.
—Lo estoy, ayúdame a ingresar a la casa, tengo muchas ganas de ir al baño.
—Claro.
Quitó el seguro de la silla, nos acercamos al interior de la casa. Antes de llegar a la sala se escuchó la voz de Egan y Emmanuel.
—Debemos salir ya, así alcanzas a desahogarte hermano, antes de ir a la penitenciaria, yo te llevo.
—Sí, eres un verdadero amigo. Ya sabes que las matriarcas de la familia nos han controlado eso. Ni que fuéramos unos culicagados. Ahora se les dio por mandar a nuestras hermanas y primas. —Emmanuel se burló—. So