Julián
«¿Mi señor?» Nuestras miradas se fundieron.
—Me gusta ese juego de amo y señor, de lo que he leído. —Se puso más roja.
—Eres una caja de sorpresas, Adara.
O era perfecta para mis más deseos oscuros. Jamás pensé en ella de esa manera, porque no a todos les gusta ser dominados, entregar el control en el tema sexual. No me gusta el tema pesado, los cortes, los amarres, y el no permitirle disfrutar, eso no era lo mío. Y me quedo en el nivel leve y me enloquece una mujer en tacones.
—De qué te reías hace unos minutos.
—De la vez que te besé por primera vez.
La cargué y después de su grito por mi repentino acto rodeó mi cintura con sus piernas y fue mi perdición. Mierda…
—¿Qué pasa?
—Acabo de prometerme que iría despacio contigo y no hacerte el amor ahora, sino en unos días, pero mira cómo me tienes.
Moví sus caderas para demostrarle cuán duro me encontraba, su rostro se puso más rojo. Y era precioso verla de esa manera. Pensé que la conocía, pero me mostraba a una mujer diferent