—Soy yo, Allister —el hombre se presentó, sonriendo levemente. Estaba en la esquina esperando su pedido cuando vio a Rocío entrar a la tienda. Ella estaba con alguien, por lo que él no se adelantó para saludarla, pero luego el hombre con el que estaba se había ido al mostrador, por lo que Allister aprovechó la oportunidad.
Cuando Rocío todavía parecía confundida con una ceja arqueada, Allister explicó.
—Estaba enamorado de ti en la secundaria. Así que solía intimidarte, pero le dijiste a tu papá y me transfirieron.
Rocío formó sus labios en una O cuando se dio cuenta.
—¡Oh! Realmente me diste un infierno en ese entonces, ¿cómo podría olvidarte? Gracias por recordármelo —dijo, bebiendo más de su coca cola.
Allister se rió entre dientes. —Bueno, lo siento por eso. Fue una tontería de mi parte pensar que me notarías si te intimidaba.
—¡Sí! La próxima vez que te guste una chica, no la hagas tropezar solo porque quieres tomar su mano. Un poco de dulzura hace mucho —Rocío dijo, sonriendo l