Capítulo 109. Lo Que Se Sostiene en Silencio.
**Valentina**
Volví a coser a mano.
No por necesidad, sino por instinto. Como si cada puntada fuera una forma de seguir hilvanando mi cuerpo con el alma. La mesa del atelier estaba cubierta de telas suaves, algodones puros, sedas teñidas a mano. Todo lo que antes me causaba ansiedad, ahora lo observaba con una ternura distinta. Como si supiera que yo también estaba hecha de fibras frágiles, pero resistentes.
—Estás madrugando mucho otra vez —dijo Alejandro desde la puerta, con el cabello revuelto, el torso desnudo y esa voz suya, aún tibia del sueño.
—No podía dormir —respondí—. Soñé con una niña.
No necesitaba decir más. Él entendía.
Alejandro se acercó en silencio y apoyó su barbilla en mi hombro. Sus brazos me rodearon por la cintura. No dije nada. Solo dejé que el calor de su cuerpo me sostuviera.
—¿Todavía duele? —susurró.
—Sí. Pero ahora me deja respirar —contesté.
Me giré para mirarlo. Sus ojos tenían algo nuevo. No era solo amor. Era una devoción madura. Sin palabras bonitas n