Darius se dio cuenta de que había estado abrazando a Jolie por largo rato y en completo silencio hasta el momento en que dejó de escuchar su llanto, solo para verla profundamente dormida entre sus brazos.
Soltó un suspiro y se maldijo por haber mostrado ese lado que ya no existía, y con sumo cuidado, la acostó en la cama, apenas enrollando su cuerpo entre las cobijas sin levantarla e incomodarla.
Se incorporó solo un poco, pero le fue imposible despejar el cabello que cubría parte de su rostro, así que pudo contemplarla a detalle. Seguía siendo tan preciosa como lo recordaba, con esas pestañas largas y los labios carnosos y cerezas entreabiertos. Su cabello estaba más largo que la última vez que lo había visto, aún así, la hacía ver igual de bella.
Sus pestañas seguían humedad por el llanto y tenía la nariz y las mejillas rojas. Aunque aparentaba serenidad, pudo sentir su tristeza.
—Se suponía que nunca más nos volveríamos a encontrar —susurró, acariciando con suavidad su mejilla—. ¿P