3

Perdió la cuenta de cuántas veces lo hicieron, los papeles que estaban en el escritorio terminaron en el piso al igual que las tazas con las bebidas que había traído la secretaria horas antes.

Estaban en un apartado de la oficina, una pequeña habitación que Eros solía usar cuando se quedaba hasta tarde trabajando, últimamente su estadía en el trabajo hasta tarde era muy constante así que optó por acondicionar una pequeña habitación ya que tenía un baño.

Solo tenía un sofacama, una mesita de noche, y un pequeño perchero con un par de trajes y camisas de él.

Así que ahí estaba él viendo dormir a Barbara en el sofá cama, se veía hermosa, recién follada.

La habitación olía a ella.

Se acercó un poco más y agarro un mechón de cabello entre sus dedos y los olió, olían a coco, un olor sutil, le gustaba.

Temía haberla lastimado, pero  no pudo contenerse y menos cuando ella le exigía más, y no quería decepcionarla, si ella quería más, pues más le daría.

Ella se removió un poco y sintió el cuerpo caliente de Eros, termino de despertarse.

—Mierda.

—¿Que paso?

—Yo, lo siento, lo que menos quiero es que piense que soy de esas mujeres de compañía del club. — realmente estaba angustiada, ella fue por una entrevista de trabajo no por una buena follada.

_¿Que te hace creer que pienso eso? Yo sé que no eres como ellas, pero me es imposible que no me sienta atraído hacia ti.

—Yo... Yo no sé que decir.

—Ni es necesario que digas nada, por ahora, solo quiero estar así contigo un rato más— la atrajo más hacía el y le dió un beso en los labios— solo un rato más.

Así estuvieron unos minutos más hasta que Barbara se volvió a quedar dormida, y es que todavía esos meses de trabajo en el club le estaban pasando factura sentía que tenía un sueño atrasado y mientras más dormía más sueño tenía.

Decidido a no despertarla y dejarla dormir todo lo que quisiera tomo una ducha y se vistió, nada más salir la realidad lo golpeó.

Y es que habían hecho semejante desastre, pero valío la pena, y su miembro era testigo de eso, aún le dolía.

Estaba recogiendo los papeles regados en el piso cuando tocaron a la puerta.

—Adelante.

— Pero que  desastre Eros— no le estaba preguntando le estaba confirmando lo obvio en esa oficina.

—Abuelo

A quien menos quería ver en ese momento era a  su abuelo.

—¿A que debo tu visita?

—Quería ver cómo iban las cosas en la empresa.

—Pues ya ves todo está en orden.

— En desorden dirás, estuve a punto de entrar hace unas horas atrás porque no había visto a tu secretaria en su lugar de trabajo,— se sentó frente a su escritorio por suerte ya Eros lo había limpiado—  y luego supe el porque, ¡No puedo creer que te estés follando a la secretaria!

Barbara escucho unas voces lejanas que la despertaron, una sonrisa salió de sus labios, no podía creer que lo había vuelto a hacer con ese hombre su amor platónico, bueno... Ni tan platónico ya que lo habían echo no una sino una, y ella no le era indiferente a él.

Se levantó del sofácama y se coloco una camisa de Eros ya que su vestido había quedado en alguna parte de la oficina. Aún con la puerta cerrada no pudo evitar escuchar la conversación que allí se llevaba a cabo.

—¿Que te hace creer que me estoy follando a mi secretaria? — le dijo con una cara de pocos amigos, esa mujer no le atraía en lo más mínimo ni para un polvo.

—Pues no estaba cuando llegue y aquí tenías una fiesta bien armada, nada más salir del ascensor y se escuchaba semejante jaleo así que sume dos más dos.

Eros sonrió maliciosamente, es que no lo pudo evitar nada más recordar lo que le hiso a esa rubia lo prendía nuevamente.

Pero no pasaba exactamente lo mismo con ella, que estaba realmente apenada, en el momento realmente no le importo, pero escuchar de ese señor que sus gritos y gemidos se escucharon a la distancia realmente era penoso.

—Pues sumaste bien mal abuelo. No parecen cosas tuyas.

—Con un demonio Eros, te pedí una sola cosa para dejarte la empresa y hasta ahora no has hecho nada para demostrar que eres digno de ella. Te pedí que te casaras y no por compromiso, sino por amor y hasta ahora no te e conocido una novia digna.

—Abuelo favor, no empieces, se me vas a dar la empresa quiero que sea por merito propio no por estar casado, mi hermano se va a casar solo por complacerte, ¿no te parece suficiente?

—¿No quieres la empresa?

—No es que no la quiera, es que no me gusta que nadie me condiciones ni me exija nada.

Barbara escuchaba atentamente ¿ Y ese hombre en que época vivía? Mira que poner semejante condición para dejar al mando la empresa era absurdo.

Pero ¿Porque el no se quería casar? Más de una estaría más que complacida de ser su mujer, ella lo estaría.

—No te entiendo...

—no hay nada que entender...

—Mi amor, ¿y mi vestido? Ay, lo siento pensé que estabas solo.— Eros la vio en el Marcos de la puerta con su camisa puesta y no pudo evitar imaginar la desnuda, esa lencería roja que tenía estaba de infarto. — pero el sabía muy bien que ella había escuchado la conversación o por lo menos parte de ella. Puesto que desde la habitación se podía escuchar todo lo que se hablará en esa oficina.

—Oh no, discúlpenme ustedes a mi, no sabía que estabas aún en compañía. —el abuelo la contempló, realmente era bonita la muchacha, — hijo ¿Quien es? preséntala

—Oh si, lo siento, es que cada que la veo me pierdo.— no sabía que hacer ¿Que la presentara? ¿Cómo La presentaría? ¿Cómo su amiga?

—Si lo noto.

Barbara vio la encrucijada en su cara y quiso darle una ayudadita, ¿después de todo que podía perder? Ya el viejo sabía lo que habían echo y para más muestra su vostido estaba en el respaldo de la silla de Eros.

—Un placer señor soy la esposa de Eros— estrecharon las manos y fue a sentarse en las piernas de Eros.

—¿Esposa? Interesante. — no estaba entendiendo, ¿su nieto no que no se quería casar? — ¿Y desde hace cuanto están casados?

— Cinco meses — dijeron a la par, y se miraron sonrientes, no había más que decir ambos sabía el porque de esa fecha, fue cuando se vieron por primera vez hace cinco meses.

El abuelo lo miro a los ojos y solo asintió, es que nada más verle esos ojos de enamorado a su nieto se lo confirmaba, estaban enamorados, pero ¿Porque no decirlo? Aunque ya se lo había dicho ¿No? Quería la empresa por méritos propios no por una estúpido condición para la presidencia.

— Bien los dejo, ya veo porque tanto jaleo, aún están de luna de miel. — el abuelo se puso de pie y estiró las arrugas imaginarias del saco.— una cosa más ¿ No veo anillos en ese dedo.

—¿No pretenderá que mi mujer ande por ahí con un diamante rojo como si nada? Está en la caja fuerte del banco, cuando terminemos de mudarnos pues lobpodra tener en casa.

—¿ Un diamante rojo? ¿De dónde sacaste...?

—¿Importa? Mi mujer se merece eso y más

Barbara se quedó en la nebulosa, había dejado de escuchar lo que decían cuando dijo diamante rojo ¿Realmente escucho bien? Por los que sabía los diamantes rojos eran uno de los más difíciles de adquirir y no hablar de lo costoso que eran, un simple mortal no podía tener uno de esos, estaba segura de que le había mentido a su abuelo con eso.

—Bueno nos vemos el sábado para la boda — se despidió el abuelo.

—hasta luego— volvieron a decir al unisono , el abuelo les dió una última mirada y sonrió, hasta decían las mismas palabras, que cómico.

—Lo siento te metí en tremendo aprieto.

—¿De qué hablas cuál aprieto?

—Pies este de que soy tu esposa y ahora con lo de el añillo ¿Es en serio? ¿No pudiste decir otra cosa? Que se yo que estaba en el auto o no se.

—En primera realmente me encantaría que fueras mi esposa desde que te Vi por primera vez y en segunda si tengo ese anillo  lo compre al siguiente día de haberte visto en ese bar.

Si, realmente tenía el anillo, estaba flechado por ella desde que la vio no sabía que era si atracción, amor u Obsesión por ella o quizá las tres cosas si eso, estaba enamorado de ella desde que la vio, sintió una atracción. Única que no había sentido por ninguna otra, pero sobre todo estaba obsesionado con ella hasta el punto de querer casarse con ella pero no sabía cómo decírtelo.

Aunque ya que el momento lo dió, y ella no se negó, al contrario, ella solita se ofreció, estaba más que decidido a hacerla su mujer a hora legalmente, total ya el matrimonio se había consumado hace una semana atrás en ese club.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo