Sin ti no soy nadie

Capítulo 32

Ginebra

Cansada por el agotador día que he tenido hoy buscando secretaria para Max, me dejé caer sobre la cómoda silla detrás de mí y solté un largo suspiro. Estaba tan absorta en mi agotamiento que ni siquiera me di cuenta del momento exacto en que Max entró a la sala… Solo noté su presencia cuando sus manos firmes comenzaron a masajear mis hombros, provocándome un suspiro aún más profundo debido al goce. Reconocí su toque que en realidad era encantador, pero sobre todo su fragancia: esa mezcla embriagadora que me envuelve por completo, era mucho mejor que cualquier otra cosa.

—¿Cansada, muñeca? —murmuró en mi oído, y todos mis sentidos se estremecieron al escucharlo.

— No tienes ni idea... me la pasé todo el día espantando a esas mujeres que solo quieren acostarse contigo. Esas que quieren quitarme lo que me pertenece —respondí aún con los ojos cerrados, sin molestia, pero sí con firmeza. Solo lo escuché soltar una carcajada sonora que me obligó a abrirlos por lo hermosa
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