Lorenzo se quedó momentáneamente atónito, su mente se tornó vacía.
—Llevo mi tarjeta de identificación...
El rostro de Yelena estaba a centímetros de distancia, como si estuviera esperando algo, sumida en un silencio mortal. Sus ojos brillaban intensamente. ¡Los dos eran como un barril de pólvora a punto de explotar!
Después de un breve momento, Lorenzo soltó su abrazo de repente, con seriedad dijo:
—Señorita Silva, yo... ¡no soy partidario de aprovecharse de la situación! Sé que estás de mal humor y quieres desahogarte, ¡olvidarte de todas tus preocupaciones! Pero ese no es el camino adecuado, solo te estás engañando a ti misma. Escapar de la realidad nunca se convertirá en el verdadero camino.
Lorenzo finalmente reprimió el fuego que ardía dentro de él, y con seriedad continuó:
—Así que, no voy a hacerlo así contigo.
Lo que Yelena quería hacer en ese momento no era por sincero deseo, ¡sino más bien un acto de venganza hacia sí misma y hacia el mundo! Pero solo estaba borracha, había