Lucía palideció al instante, sus ojos se destellaron de furia mientras decía: —¡Bruno! ¡Estás soñando! ¡Ni, ¡aunque me convierta en un fantasma voy a permitir que ustedes, verdaderamente basuras, se salgan con la suya!
Con esas palabras, ella se abrió paso a través de la multitud y corrió directo hacia la puerta.
Bruno lamió sus labios y le dijo: —¡Jaja! ¿Crees que puedes escapar de mis garras? ¡Qué ingenua eres! ¡Persíganla! ¡Quien la atrape primero se quedará con la virginidad de esta mujer y además recibirá un bono extra de millones!
La combinación de belleza y dinero actuó como un valioso estímulo instantáneo, haciendo que la multitud se lanzara directo hacia ella en una frenética y fuerte competencia.
Bruno se burló cínicamente: —A estas alturas, ese insignificante Lorenzo debería haber sido manejado. ¡Llama y averígualo de inmediato!
Sin embargo, todas las llamadas a los maestros de artes marciales no fueron respondidas. Eso lo dejó bastante perplejo.
—¿Qué están tramando estos