En la tarde antes de la cena Jeremith subió a buscar a Rous, ella ya se había vestido, estaba frente a la cómoda poniéndose un prendedor en el cabello. Jeremith cargó a la niña y la arrulló.
—Tienes que crecer rápido para que nos acompañes a comer en la mesa.
Él se acercó a Rous y se quedó observando su rostro con detenimiento. Notó que ella tenía un brillo especial, como si estuviera dichosa. Puso el semblante serio, llevó a Julieth a su cuna y volvió a acercarse a Rous.
Le levantó el mentón y la miró con sospecha.
—¿Por qué me agarras así? —Jeremith no le contestó, sino que la jaló hacia sí y olfateó su cuello.
—¿Por qué haces eso?
—¿Saliste a alguna parte?
—No. —Rous tembló por dentro