—Susana cuéntame —atendió Robert la llamada a la ahora encargada de sus empresas en Europa, después de que Susana quedara sin el apoyo de su familia, Robert la puso al frente mientras él se dedicaba a recuperar a Johana.
—Mande jefe —Susana se echó a reír—, ¿qué te pasa?, te escucho agitado.
—Mi esposa… —murmuró, sintiendo que Johana es la única mujer que lo hace sentir todo en su máxima expresión, el deseo y también la furia.
—Robert, agarra a esa mujer y dale un buen maratón de sexo, no parecen cosas tuyas.
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