Aquí verás la historia relacionada con una chica que vive en el departamento número 05. La joven suele esconderse en su departamento y acosar al chico de su sueños que vive al frente y lo mira por la ventana. Sin saber que ése joven, es el hijo del dueño de una empresa de ropa muy famosa de la cual quieren obligar a heredar y de la cual, muy pronto estará en la quiebra por culpa de uno de los trabajadores de la empresa.
Leer másLes contaré sobre mí:
Primero les diré lo complicado que ha llegado a ser mi vida. Hace poco que salí del instituto ya graduada y aunque fue un motivo para estar muy feliz, yo la pasé triste ya que no tenía a ningún amigo con quien compartir ese momento tan importante de mi vida. Yo estaba totalmente sola, sin nadie que me abrasara y dijera: "felicidades por tú logro".
Mis padres tienen dos años de fallecidos. El resto de mi familia está en otros países y no podían viajar hasta acá. Así que tuve que decidí irme a vivir a otra ciudad y así poder trabajar haciendo dibujos para historias. Generalmente, no es un trabajo en sí; sólo lo hago para poder vivir y poder pagar el departamento que tuve que rentar, no tenía de otra.
Después de pasar un año completo sin que me gustara algún chico de la institución y justo ahora que ya no tengo que seguir yendo, me topo con la sorpresa, de que un chico muy apuesto vive justamente al frente de mi casa; y que por una de las ventanas lo puedo mirar cada vez que se siente en su escritorio y utiliza su laptop de trabajo o el celular; el cual supongo, sólo usa para sus redes sociales.
No les miento tengo miedo de volver a revivir ese sentimiento nuevamente; mas es algo que no puedo controlar. O eso es lo que pienso.
Sólo espero que mi vida no se vuelva más complicada de lo que está. Bueno, por lo menos era lo que esperaba, ya que no era algo seguro.
16 de Mayo del 2016.
—¿Eres nueva? —me preguntó una amable señora.
—¡Así es señora! —sonreí amablemente respondiendo a su pregunta.
—Me llamó Fátima, ¿y tú cómo te llamas jovencita?
—Yo soy Verónica, pero me puede decir Vero.
—Mucho gusto, señorita —me dijo ella.
—Igualmente —exclamé.
—¿Y cuándo llegaste? —me preguntó la señora Fátima.
—Ayer, como a la 1:30 p. m. —le respondí.
—Pensé que hoy mismo habías llegado. —me dijo ella.
—Pues no, de hecho quería venirme para acá desde hace dos días atrás, sólo que no pude. —le expliqué.
—Comprendo, querida. —respondió ella.
—Bueno, señora Fátima, fue un gusto conocerla; pero ya tengo que regresar de nuevo a mi departamento.
—Esta bien, señorita Verónica. —replicó la señora Fátima—. Espero verla pronto.
—Lo mismo espero. —le dije y me retiré.
Al llegar al departamento me puse a dibujar, ya que tenía que entregar unos trabajos pendiente a algunos clientes que necesitaban hacer sus historias.
La mayoría de ellos, crean novelas y cuentos, en los cuales debo enfocarme para diseñarlos y entregarlos luego.
Uno de los clientes quiere hacer una novela referente a una familia millonaria, que lo perdió todo por culpa del mal uso de su dinero.
Es una historia larga; pero es bastante interesante porque es misteriosa, tiene muchas muertes y también algo de romance.
Otra de las historias de la que le debo realizar las imágenes, es la de una chica que quiere crear una novela llena de romance y misterio. Dónde la protagonista debe luchar con su amado por ser felices, ya que deben enfrentar grandes y difíciles situaciones. A esas dos novelas y otras más, debo de crearle los dibujos; eso sin meter que también debo crear las imágenes de que algunos cuentos también.
Esto de dibujar me gusta mucho; pero sinceramente quisiera hacer algo más. Como estudiar algo que me llame la atención. Aunque aún no sé qué debería estudiar.
Mientras termino de hacer el tercer dibujo, recibo un mensaje de una de mis primas llamada Rosa. Ella es Enfermera y es una de las mejores primas que pudo tener. Sólo que casi no tiene tiempo para hablar conmigo por su trabajo.
—Hola prima. —me saludó con gran emoción.
—Hola, mi querida prima Rosa. —respondí el saludo.
—¿Cómo has estado? —me preguntó.
—Bien. —respondí—. ¿Y tú que tal estas?
—No muy bien, prima. —dijo Rosa. —No te lo había dicho, pero tengo cáncer.
—Espera, ¿qué dices Rosa? —pregunté impresionada, sintiendo tristeza a la vez.
—Lo que te dije, tengo cáncer y muy poco tiempo de vida. —replicó Rosa—. Además de que ya tengo un mes completo que no trabajo por el mismo motivo.
—¿Porqué me lo dices hasta ahora? —pregunté.
—No sabía cómo decírtelo. —me respondió Rosa.
—Necesito verte prima. —dije—. Quiero hablar en persona contigo.
—No puedo, la paso muy mal; no puedo ni salir de casa. —me explicó Rosa—. Mi madre está trabajando muy duro al igual que mi padre, para poderme ayudar con el tratamiento y que yo siga viva, pero ya me queda muy poco tiempo de vida. El mismo doctor me lo dijo.
—No puedo creerlo Rosa. —dije—. Tú no te puedes morir.
—Lo siento prima, pero esta es mi realidad. —dijo Rosa—. Te quiero mucho, adiós.
—Prima, por favor. —repliqué—. Trata de vivir.
Ese fue el último mensaje que envié para mi prima; pero ella no respondió más. Me sentía tan triste que no pude continuar dibujando, por lo menos, por el momento era mejor descansar un rato. Me iba acostar, pero alguien tocó el timbre de mi departamento. «¿Quién será?, -pensé- no quiero ni abrir...»
—Hola, señor Antonio, ¿que sucede? —preguntó Enrique. —Tú padre acaba de morir, le dio un paro cardíaco fulminante, y no aguanto, todo sucedió tan rápido, lo llevamos al hospital; pero no hubo nada que hacer. Lo siento muchísimo. —dice Antonio. —No, no me digas eso, me estás mintiendo, mi papá está bien. —dice Enrique caminando de un lado a otro, con las lágrimas amenazando en salir. —Yo jamás mentiría con algo así, Enrique tu padre lamentablemente se fue de este mundo y se que es muy duro de asimilar. —respondió Antonio. —Es que no puede ser mi papá no puede estar muerto. —dijo Enrique y se derrumbó en el piso, llorando desconsoladamente, mientras Logan le daba palabras de aliento. —Mi amigo, lo siento mucho por la perdida de tu papá. Estas situlaciones son muy duras, es un duelo difícil de asimilar. Pero; por más c
—Gracias, mi amor, porque aceptaste ser mi esposa, no te imaginas lo feliz que me siento, saber que estaremos juntos por el resto de nuestras vidas, esto es y será lo mejor que me a pasado en la vida. —me dice Keiner.—Más bien, gracias a ti, por amarme y enseñarme que el amor también era para mi. —le dije y lo abrace.—Definitivamente esto es difícil; sin embargo estoy feliz por ustedes dos. —dijo mi tío.—Yo ni para que cariño, nuestra sobrina que es como hija para nosotros al fin va a casarse y tendrá a su lado un hombre que realmente la ama. —dice mi tía.—Así como yo te amo a ti, él debe amar a nuestra sobrina, o incluso más. —dijo mi tío y luego le dio un beso a mi tía.—Tienes raz&o
—Sí, tuve la oportunidad de hablar con ella; pero la mala noticia es que Sabrina murió. —¿Qué, acaso me estás bromeando? —le pregunta sorprendido Keiner. —No es ninguna broma, es muy en serio; ella lamentablemente partió de este mundo, sufrió un paro cardíaco. Por cierto, el señor Manuel fue el que llamó la ambulancia para que se llevaran a Sabrina, bueno no estuvo conmigo en el hospital; pero si llamo a emergencias. Ayer fue lo sucedido con ella, sólo que hasta hoy me dijeron que murió por un paro cardíaco. —No lo puedo creer. La chica que fue mi amiga, ha muerto, esto es increíble. —responde Keiner y en su rostro se logra ver tristeza, y unas lágrimas amenazando con salir. —¡Por Dios! Sabrina murió. Esta es una mala noticia. —dije sorprendida. —Te agradezco por avisarme. —De nada, por cierto, debes ir al hospital, ya
—¡Ayúdeme por favor! Sabrina se ha desmayado —pidió Keiner al señor Manuel. —¿Cómo, que sucedió? —pregunta el señor Manuel. —La verdad no sé, estábamos hablando y de repente ella cayó al suelo. —¿Le acercaste el alcohol, haber si reaccionaba? —Sí, pero nada. —Llamaré a una ambulancia. —Okey, se lo agradezco señor Manuel. —De nada, es algo que cualquiera debería hacer. —Enrique, ¿cómo estás? —dice una joven. —Perdón, ¿quién eres? —preguntó Keiner. —¿No te recuerdas de mi?, soy Beatriz. —Beatriz, de verdad, ¡no lo puedo creer! —respondió Keiner y luego la abraza. —Desde que teníamos 14 años, no, nos veíamos —dijo ella, también correspondiendo al abrazo
—Hola, ¿cómo está señora Elena?, le escribo a usted porque su esposo no me ha respondido lo que le dije. Resulta que me junté y necesito un departamento más grande, ya que ella viene con su mamá quien es una señora mayor, además también estará el hermano menor de ella, que es una persona con discapacidad, está en silla de ruedas; porque tuvo un accidente, que le hizo perder una de sus piernas. Por favor, quiero saber, ¿qué posibilidad hay que tenga un departamento más grande?, avíseme que dijo su esposo, gracias —decía el mensaje de Jairo, uno de los señores que vivía en uno de los departamentos. —Amor, el señor Jairo me dice que no le has respondido lo que te dijo. —Así, yo leí el mensaje, sólo que después me llamaron y se me olvido responder, ahora le respondo —dice, y sigue hablando con la señora por celular. —Okey, voy a decirle entonces. En el apartamento Keiner conversa conmigo.
—Disculpe joven, estaba distraída —dijo Sabrina. —Tranquila, yo también estaba distraído, si no me equivoco eres Sabrina, ¿verdad? —preguntó Enrique. —Sí; pero yo no sé tu nombre y veo que tú sabes el mío. —Logré verte, cuando estabas buscando un departamento con el señor Manuel. Y él te llamaba por tu nombre. —Entiendo y dime, ¿cómo te llamas? —Mi nombre es Enrique, ¿podemos ser amigos? —¡Claro que sí!, mucho gusto Enrique. —Igual un gusto Sabrina —Ambos se dan la mano. —Enrique, apenas te estoy conociendo, y siento que muy dentro de vos, te pasa algo, si quieres me puedes contar. —Te contaré, ya que ahora somos amigos; pero no te lo diré aqui, mejor vamos a mi departamento. —Esta bien, vamos —le respondió ella y fueron hasta el departamento.
Último capítulo