—No, no hace falta... —aún envuelta en la toalla y sin ropa, ¿cómo podría pedirle ayuda? Eso sí que terminaría en la cama.Parece que volvió a sonreír, porque su voz sonaba divertida cuando dijo:—Vale, entonces arréglate tú. Estaré en el solárium de la terraza del segundo piso.—Ah, está bien.La última vez que vine me dio un tour completo de la casa, así que sabía dónde quedaba el solárium del segundo piso.Era el área de descanso, construida toda de vidrio templado. En las noches despejadas, uno podía recostarse a contemplar toda la bóveda celeste.Todavía no era muy tarde, parecía que planeaba mirar las estrellas.Me puse la ropa que me había preparado.Un conjunto gris de estar en casa, muy cómodo y de mi talla.Hasta la ropa interior me quedaba perfecta.Tenía el aroma del detergente, seguramente la había lavado después de comprarla.No me atrevía a imaginar lo que pasaba por su mente mientras hacía todo esto.¿Estaría como yo, perdido en fantasías, embriagado sin poder evitarlo
-¡Vaya habilidad que tienes! -lo elogié mirándolo.Él sonrió. -Lo acabo de buscar en internet, aprendiendo sobre la marcha.Me reí con más ganas: -El señor Lucas definitivamente es excepcional, todo le sale a la perfección.-Gracias por los halagos, señorita Navarro.Nos quedamos ahí, intercambiando cumplidos.Compartimos el té, turnándonos hasta terminarlo.Lucas devolvió la taza y volvió a rodear mi cintura con su brazo.-María, tengo que decirte algo serio.-Dime -lo miré con amor en los ojos.Admirar sus facciones desde tan cerca era un privilegio, su rostro era verdaderamente perfecto.-¿Qué te parece si te asigno un guardaespaldas para tu viaje a Milán? -preguntó con voz suave, pidiendo mi opinión.Lo miré. -¿Es necesario?-Sí, ya sabes que Europa está algo complicada. Los asaltos callejeros son comunes. ¿No te enteraste de esos artistas que fueron al festival y les robaron el equipaje apenas llegaron?Me quedé callada sin refutar, pues había visto esa noticia.Mis colegas tambié
Noche profunda, un hombre y una mujer solos, un cielo romántico estrellado y té caliente.Todo era tan perfecto, tan imposible de resistir.Pero él se contuvo en el último momento.-María... despierta, si no vuelves en ti... esto se nos va a ir de las manos -bromeó mientras se apartaba, rozando mi nariz con su dedo.Abrí mis ojos nublados por el deseo y vi el brillo en su mirada, la ternura en su expresión. Por un momento, quise mandar todo al diablo y hacerlo mío ahí mismo.-Lucas, no te vayas a arrepentir de dejar pasar esta oportunidad... -susurré con picardía, acurrucándome en sus brazos.-No me arrepentiré, tenemos todo el tiempo del mundo -me abrazó con voz profunda, dejando varios besos suaves.Me estaba ahogando en su dulzura.Ninguno quería separarse. Nos quedamos dormidos abrazados en el sofá del invernadero hasta las tres de la madrugada.Cuando despertó, preocupado porque pudiera resfriarme, me llevó en brazos, medio dormida, hasta la habitación que había preparado para mí.
—¡Vale, vamos por ti! Después de colgar, las dos se apresuraron en coche y me enviaron la ubicación del restaurante que habían elegido.Di un vistazo: a diez minutos caminando. Perfecto para mí.Al llegar al restaurante, las dos me saludaron agitando las manos desde lejos.—Acabo de llamar a Lucas para ver si venía —dijo Mariana—, pero cuando se enteró que éramos tres mujeres, dijo que ni de vaina.No pude evitar reírme. —Está ocupado con el trabajo, ya llegó tarde a la oficina esta mañana, mejor no lo molestamos.—¿Viste eso? —bromeó Sofía de inmediato— Ya hasta pareces toda una esposa preocupona.—Y Lucas no se queda atrás —agregó Mariana—, todo un mandilón.Me dio vergüenza la burla y tomé un sorbo de mi bebida. —¡Ay, ya déjense de bromas!Pero Sofía no me dejó en paz y con una sonrisa pícara arqueó las cejas: —Dijiste que esta mañana el señor Montero te trajo a la oficina... ¿entonces pasaron la noche juntos? Y justo ayer conociste a la familia... ¿será que pronto escucharemos cam
Era la primera vez que escuchaba claramente los sentimientos que Lucas había guardado por mí todos estos años, no imaginaba que llegaran tan lejos, tan profundo.Y ese favor de cuando éramos jóvenes, lo había mantenido en su corazón tanto tiempo, con tanta firmeza.—El señor Montero es un hombre excepcional, y su familia también es maravillosa —suspiró Sofía, conmovida.—Gracias... —Mariana sonrió ligeramente y continuó——En esa época yo estaba de gira en el extranjero, así que no conozco todos los detalles, pero al principio mi mamá apoyaba que a Lucas le gustaras y que te cortejara, incluso sabiendo lo de tu matrimonio anterior. A mi mamá no le importaba tu origen, más bien le dabas mucha pena, pensaba que habías sufrido demasiado. Además, Lucas se había vuelto un adicto al trabajo estos años, solo pensaba en su carrera, nunca hablaba de casarse. Mi mamá le arregló varios encuentros antes, todas eran chicas excelentes cuidadosamente seleccionadas, pero Lucas ni las quería conocer. Mi
—¿Entonces tu mamá también le gustó Daniela? —preguntó Sofía a Mariana.Mariana hizo un mohín. —En realidad no es que le guste tanto... pero comparando las condiciones...No terminó la frase por consideración a mí, pero todos entendíamos el mensaje.Comparada con Daniela, aparte de la estatura y el físico donde yo ganaba, en todo lo demás —ya sea carrera y talento, antecedentes familiares, o cercanía con la familia— yo estaba claramente en desventaja.—¿Y tú, Mariana? —preguntó Sofía directamente— ¿A quién prefieres? ¿A quién quieres como cuñada?—¡Pues a María, claro! No me gusta Daniela, es muy falsa, me cayó mal desde el primer momento, por eso cuando viene ni me molesto en hablar con ella.—Gracias, Mariana —le dije agradecida—. Gracias por apoyarme y por contarme todo esto.Pero Mariana frunció el ceño, preocupada: —Pero no puedes dejar que Lucas sepa que te conté todo esto, ¡si no me va a desollar viva!Sofía no pudo evitar reírse. —¿Si tanto le temes a Lucas, por qué se lo conta
Me reí resignada y levanté la mano para jurar: —Te lo prometo, no diré ni una palabra. ¡Si rompo mi promesa, que me vaya mal en todo por los próximos diez años!—Tranquila —dijo Sofía dándole palmaditas en el hombro a Mariana—, la conozco hace años y si algo tiene, es que cumple sus promesas.Le lancé una mirada fingiendo enojo: —¡Sofía, repite eso! ¿Acaso es mi única virtud?—¡Jajaja! —Sofía se rió y me miró de arriba abajo—. Ah, y también tienes un cuerpazo.La perseguí para pegarle en broma.Me dejaron frente al edificio de la empresa y se fueron.Al dar la vuelta para entrar, se me borró la sonrisa del rostro.Sabía que Lucas enfrentaría mucha presión por estar conmigo, pero escucharlo directamente me resultaba difícil de aceptar.Me dolía por Lucas, me sentía culpable y completamente impotente.Porque en este momento no tenía forma de cambiar la situación.¿Acaso debería hacer como Daniela, ir seguido a casa de los Montero, tratar de ganarme a don Jorge y Elena? Primero, no va co
Las palabras de Lucas me hicieron recordar algo y me incorporé de golpe mirándolo.—¿Qué pasa? —preguntó sorprendido.Le agarré el brazo con firmeza y le dije muy seria—: Los Martínez tienen varios trapos sucios. Hace tiempo... escuché a Antonio hablando con su padre sobre el proyecto Quinta Las Magnolias. Anduvieron repartiendo mordidas por todos lados. Hasta hubo un accidente de seguridad que después taparon.Lo había escuchado por casualidad cuando padre e hijo discutían el tema. Antonio nunca me lo mencionó directamente.Cuando me enteré, me quedé bastante inquieta.Después traté de tantear el terreno con Antonio, pero me dio largas. Como al final el proyecto salió bien y tuvo buena acogida, pensé que estaba exagerando y lo dejé pasar.—Lucas, si investigas el proyecto Quinta Las Magnolias seguro encuentras evidencia que puede hundir a los Martínez.En este momento no me importaban las consecuencias que pudiera traer si todo esto se confirmaba. Solo quería que Claudia no se saliera