Alejandro se acercó a Aisha, su expresión era seria y determinada.
— Aisha, iré a la comisaría. Esto es crucial. Necesito que me des el alhajero para llevarlo a la comisaría.
— Está bien — Aisha asintió, sosteniendo el alhajero cerca de su corazón y luego se lo dió a su marido — por favor, asegúrate de que sepan todo lo que encontramos y capturen a mi tío.
— No te preocupes, lo haré. Confío en que esto nos va a acercar al paradero de Antonio.
Mientras se dirigía hacia la puerta, Alejandro se detuvo junto a su nana, quien observaba la escena con preocupación.
— Nana, estoy contando contigo para cuidar de Aisha. Este es un momento difícil para ella.
— No te preocupes, estaré aquí para ella.
Alejandro se sintió agradecido y se marchó con paso decidido. Aisha y la nana quedaron solas en la sala, el silencio llenando el espacio.
— Estoy aquí para lo que necesites, querida.
Aisha le dedicó una pequeña sonrisa, agradecida por la presencia reconfortante de la nana.
— Gracias, nana. Significa