Aisha se sentía ansiosa, ella no quería estar lejos de Alejandro y menos en esa propiedad.
— Por favor, detén el carro — ella le súplica al chófer pero éste ignora sus súplicas y continúa el viaje en silencio.
Al llegar a la residencia Ébano, el chófer detiene el auto y baja para abrir la puerta de Aisha.
— No me dejes aquí, por favor, es peligroso...
El chófer baja todas las pertenencias de Aisha y luego regresa al auto sin mirar atrás. Arranca y se aleja, dejando a Aisha sola y desamparada en la entrada de la residencia.
Alejandro regresa a la mansión, con una sensación de vacío en su interior. Su nana lo mira con preocupación.
— ¿Cómo estás, mi niño? ¿En dónde se encuentra Aisha?
— La envié a la residencia Ébano. Necesitaba un tiempo lejos.
— Hiciste lo correcto, Alejandro. A veces, es necesario tomar distancia para aclarar las cosas.
— Espero que esto ayude.
Ella mira a Alejandro con una mezcla de compasión y comprensión. Sabe bien lo que pasó ya que con los papeles que estaban d