Estaba en graves problemas y lo peor, es que apenas me estaba dando cuenta. Cuando ya estaba casada con el hombre no es lo que creí que seria y pude saberlo antes de aceptar ser su esposa, pero, me concentré más en como él me hacía sentir y no en las advertencias que me habían dado minutos antes de cometer la locura.
— Puede estar pasándome a mí. — Susurro, aturdida.
— Dove, Si realmente crees que es demasiado para ti…
— ¡Claro que demasiado para mí! ¡Soy una mujer cristiana que está en contra de la violencia y se ha acabado de casar con un hombre que quiere entrar a un mundo violento! ¡Por supuesto que es demasiado para mí! — exclamó con molestia.
— Vamos a divorciarnos entonces — Dice mi jefe y yo lo miro como si me hubiese colocado una pausa. Mis manos que había levantado en señal de frustración, quedaron inmóviles en el aire.
— ¿Es esa la solución que necesitas? — Preguntó después de salir de mi asombro.
Estaba más que Claro que él no tenía algún sentimiento por mí. Pero, cuando m