130. Vinos, Venus y Velocidades de Escritura
Los días siguen pasando, y la frustración va creciendo en mi pecho. He intentado, una y otra vez, presionar a Gabriel para que me ayude a organizar un encuentro con Danna, pero parece que siempre hay una excusa nueva. Y aunque las razones que me da son lógicas, no puedo evitar sentir que son solo eso: excusas. Algo no me cuadra.
Hoy, nuevamente, Vanessa ha encontrado un espacio libre en la agenda de Gabriel para permitirme entrar a su oficina y hablar con él. Le pedí a Gabriel que hiciera algo para facilitarme el contacto con Danna, pero su respuesta fue la misma de siempre:
—El embarazo la tiene agotada, Miriam. La mayoría de las veces está dormida cuando llego a casa. A veces ni siquiera tengo tiempo de hablar con ella. Cuando no está descansando, sale con Murgos al club, y por más que lo intento, no coincidimos.
Sé que Gabriel está ocupado y que la situación de Danna es difícil, pero algo en la forma en que lo dice me hace pensar que podría estar evitando que las cosas cambien. ¿Qué