Mario quería coquetear y aunque podía ignorarlo, el asunto de ver a Leonardo no podía aplazarse. Sin embargo, me escribía a una hora muy extraña. Si le respondía ahora, podría aprovechar para hacer otras peticiones incómodas - aceptarlas sería algo inadecuado, pero rechazarlas podría darle motivos para quejarse con su padre. La mejor opción era ignorarlo, como ayer.
Volví a concentrarme de nuevo en mi conversación con Paula, sin haber prestado atención a lo que había dicho antes. Entonces la escuché preguntar: —¿Y después de hacerse pareja, no pasó nada más?
—¿Qué más? —pregunté distraída, con la mente aún en el mensaje de Mario.
—Ya sabes, el siguiente paso natural entre un hombre y una mujer... —insinuó Paula con total picardía.
Entendí de inmediato. —¿Qué? ¡Por favor, Sergio es un caballero!
—¿Los caballeros no tienen deseos? ¿No participan en la vida reproductiva ? —Paula lanzó dos preguntas mortales y añadió con ironía—: Carlos también era muy formal.
Me quedé callada en ese momen