Me tensé un poco - ¿Sergio sugería que los tres compartiéramos una cabina?
Antes de que pudiera decir algo, Sergio tomó de inmediato mi mano y nos dirigió hacia otra cabina.
—¿No van a subir en esta? —preguntó Carlos.
—No es apropiado—respondió Sergio mientras me ayudaba a subir.
Entró después de mí y cerró al instante la puerta. A través del cristal, vi el rostro de Carlos tornarse sombrío, con una mirada que parecía echar fuego.
Finalmente se había enojado.
—¿Lo hiciste a propósito? —le pregunté a Sergio.
—Sí —admitió sin rodeo alguno—. No quería compartir cabina con él.
Sus palabras sonaban orgullosas, altivas y algo infantiles.
Me reí divertida. Sergio era polifacético: podía ser el tipo duro y frío, el hombre cálido y atento, y ahora también mostraba este lado adorablemente infantil.
—Sergio —lo llamé.
—¿Mmm….? —sus ojos brillaban especialmente hermosos bajo las luces.
—Eres muy adorable —dije justo cuando comenzó a sonar la música en la noria.
Qué momento tan inoportuno. ¿Verdad?