Capítulo 16:

—Venga, que te llevo. —escuchó Sam cuando iba a abrir la puerta del coche. Ciertamente estaba agotada, pero esa ducha que había tomado aunque de pocos minutos le había colmado bastante. Eso y el abundante desayuno que Nana la había obligado a tomar. Pues tenía que admitir que cuando se había sentado en la banqueta de la isla de la cocina, su hambre había resurgido con ganas.

—Pensé que te habías marchado. Cuando bajé ya no estabas. —Y aunque nunca se lo diría, había lamentado que se hubiera ido sin mirar atrás. Que la empresa fuera tan importante para él, incluso por encima de la salud de un niño. Estaba extrañamente agradecida de haberse equivocado.

—Solo tomé un café fuerte y alguna que otra tostada —respondió Marcos cauteloso— .Y la reunión puede esperar, no hay nada más importante que la familia.

Sam solo asintió con la cabeza. Ese era un principio que compartían. Siguió los pasos de Marcos y se subió por el lado que él caballerosamente le abría. Sus manos se rozaron por accident
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