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InicioDaosled, El Último Heredero
Daosled, El Último Heredero

Daosled, El Último HerederoES

Fantasía
Alex A.  Completo
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63Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

RealidadArroganteAcciónCiencia ficciónEspacio exterior

Alexander es un niño humano que un extraño día resulta transportado a una dimensión paralela, donde se encuentra con Jeorg y Yaroit, quiénes son los últimos sobrevivientes del planeta Daosled, destruido hace treinta años. Los tres tendrán que enfrentarse a Efxil y Dyhret, mercenarios que intentan asesinarlos y los Cinco, antiguos aliados de Jeorg. La posibilidad de convertirse en un "ser dual" hace que Alex al principio piense que es parte central de la historia, descubriendo poco a poco que solo pasó a formar parte de un universo mucho más grande, lleno de intrigas, ciencia, poderes enfrentados y años de historia. A su vez, la búsqueda de tecnología Daoslediana en la Tierra involucra al ejército humano en la ecuación, provocando una guerra que no terminará de buena forma para ninguno de los involucrados. ¿Podrá Alex superarse a sí mismo o sucumbira ante el poder de Daosled y los Daosledianos?

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Daosled, El Último Heredero Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • EPÍLOGO: LOS TRES DAOSLEDIANOS

    — ¿Crees que volverá? —La voz de la chica sonaba preocupaba, su semblante no era el mejor. La pena y el cansancio hacían estragos en su aspecto. Negras ojeras estaban debajo de sus ojos.—No lo sé. —El hombre no le podía dar una respuesta más sincera.Yaroit permaneció en silencio, jugando con su emblema dorado de las Fuerzas Macpar. Las heridas que cubrían su pecho y rostro ya se estaban curando, dándole cada día una apariencia más sana sino fuera por qué lo sucedido con el niño no la dejaba en paz.Jeorg lo sabía y entendía su sufrimiento, por lo tanto intentaba ser lo más amable con la chica. ¿Pero que podía hacer él más que eso? No sabía si el niño estaba en coma o algo así, no sabía si despertaría cuando su estado mejorase, no sabía nada sobre los duales.

  • NEZ NAJIN ED DAOSLED

    Apenas alcancé a entender que sucedía.Miraba a la enloquecida Dyhret cuando su fusil fue disparado con un ruido atronador que me provocó cerrar los ojos y sentí un empujón tan fuerte que me hizo retroceder. El silencio siguió a la acción. Al mirar asustado, creí por un segundo que su ataque no logró nada, siendo que no encontré ninguna herida en los cuerpos de los Daosledianos a más de las que ya tenían.Zeqdas se lanzó hacia la mujer y la derribó con sus últimas fuerzas. Yaroit se acercó como pudo y juntas, ambas chicas arrojaron lejos a nuestra atacante, dejándonos fuera de peligro.En el mismo momento en el que me di cuenta de que todos me estaban mirando a mí, sentí un agudo dolor en el pecho y el miedo atenazó mi corazón. El cielo era gris, el olor acre del humo inundaba el ambiente. La fina lluvia caía p

  • SEGUNDO ENCUENTRO

    El niño se acercó al Original y a la chica.Jeorg, Alex y Yaroit confrontaron a los Cinco y a los Guapos. Ambos Daosledianos lograron levantarse del primer ataque al mismo tiempo que el niño llegaba corriendo, con los ojos bien abiertos y un apenas visible resplandor cubriendo el metal que lo protegía. Asustado, se colocó a la izquierda del hombre. Ni siquiera él mismo sabría decir por qué abandonó su lugar seguro.Los tres miraron a sus enemigos con el precipicio frente suyo, la pequeña ladera a sus espaldas y los mercenarios de Gabriel recogiendo a su líder y dirigiéndose ladera arriba. A los siete no les importo ver a esos humanos, ellos no eran sus objetivos. El único humano que les hubiese gustado asesinar ya estaba muerto y su cadáver yacía por ahí abajo, con los ojos abiertos y el pecho sangrante,

  • EL NIÑO DE LA TIERRA

    —Symeon no está.Escuché miedoso las palabras de ese hombre. Jeorg lo miró con una mezcla de fastidio y enojo. A pesar de la apariencia de maleante del tipo, el que más temor me daba era el Daoslediano.— ¿Gabriel, cómo que no está? La reunión era con él.Nos encontramos con el mercenario en un barrio muy periférico de Quito, donde esperábamos no llamar demasiado la atención. El hombre que hablaba con Jeorg era alto dentro de los estándares humanos, corpulento, de piel casi morena y ojos negros. Su cabello largo está bien peinado hacia atrás, envuelto en una tensa coleta.Al ver el tipo de lugar y de gente con la que trataríamos me quedé anonado y Yaroit intentó tranquilizarme con una simple frase. "Estamos reuniendo un ejército", contó, suponiendo que no hacían falta más explic

  • LEGADO DAOSLEDIANO

    <<Estás solo>>.Tras la ventana, los anaranjados rayos tristes de sol caían por sobre las laderas de las montañas de ese planeta tan verde, que fue su hogar durante los últimos tres años de su vida.El estómago le dio un vuelco, su mente le jugó una mala pasada. Por un segundo le pareció haber vuelto a Laegul, hace treinta años, cuando desde el Palacio Rojo veía como el sol de la tarde caía sobre las montañas que rodeaban la ciudad, dándoles una apariencia fantástica. El barrio Argale era uno de los sitios donde esto era más visible. Recordando, se permitió disfrutar del paisaje algunos minutos, sabedor de que faltaba poco tiempo para que él y la Tierra se dijesen adiós. Por fin.<< ¿Alguna vez encontrarás un paisaje que se le parezca? >>No, nunca más. Había visitad

  • PODER DAOSLEDIANO

    El atardecer caía sobre las laderas del Ruco Pichincha y sus alrededores.En algún lugar, los jóvenes Daosledianos Maerius Beanver y Zeqdas Macpar, líderes del grupo conocido como los Cinco, terminaban de vendar sus heridas y preparar sus nuevos trajes. En otro, el mercenario alguna vez subcomandante de las Fuerzas Mercenarias Espaciales sin Patria conocido como Efxil Darearc, recogía una reliquia de otros tiempos.— ¿Estás segura de esto?Maerius apagó el televisor y se levantó del sillón que ocupaba mientras subía el cierre del traje nuevo que se estaba probando. Junto a sus hermanos se encargó de reforzar cada traje con tela dieléctrica colocada sobre toda superficie posible, de modo que la protección fuese máxima. Cinco máscaras Kelet, las últimas que les quedaban, esperaban sobre uno de los sillones junto a cinco pares de guantes.

  • GENERAL Y CORONELA

    —Se volvió loco. Lo sabes bien.— ¿Qué más podía hacer? ¡Viste los vídeos! Logró debilitarlos, los derribó; con ese lanzacohetes tal vez mato a uno o dos de ellos.— ¡Claro que vi los vídeos! ¡Claro que sé lo que pasó! ¡Por eso es que te lo digo! ¿A qué costo lo logró? Esa noche murieron demasiados por su impaciencia. Si hubiera esperado a la policía, hubiera obtenido la victoria. No defiendas lo indefendible.Sytven retrocedió, molesto. Deynia miró a los reclutas reunirse y formarse, ignorando le expresión molesta de su compañero. Nada le haría cambiar de opinión.Movió los brazos intentando aliviar algo del ardor que le producían las pocas vendas que aun llevaba consigo. Su aspecto sin duda era desastroso, si bien el uniforme cubría la mayor&iacut

  • DORADO, ROJO Y NEGRO

    Un frío que calaba en los huesos se sentía desde hace horas en el terminal terrestre de la ciudad serrana de Latacunga, acompañado de un viento capaz de estremecer a cualquiera que no estuviese a buen recaudo dentro del edificio principal.Un mal presagio, aseguró Jeynz, con la mirada perdida una vez más. Después de lo visto, ahora Mytlen le creía cualquier palabra que dijese.La rubia chica, que temblaba aun estando debajo de pesadas capas de ropa, terminó de pagar el café con sanduches de mortadela, uno para cada una, que les servirían de merienda a ella y sus hermanas mientras esperaban el arribo del bus que las llevaría al suroeste del país. Por un instante se sintió mal por darles una comida tan pobre a su amiga embarazada y a una niña en crecimiento, pero ambas coincidieron en que no tenía mucha hambre. Cosa extraña, ya que si para algo sirvieron esos d

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63 chapters
Prólogo
Daosled, El Último Heredero/Alex A.
“La mente es como un paracaídas, solo funciona si se abre”Albert Einstein Algún momento del futuroEl único que quedaba en pie de mis compañeros cayó al suelo con un hilo de sangre recorriéndole el cuello.A mi lado, otro de ellos intentaba levantarse sin éxito. Éramos tres, dos que permanecíamos impotentes mientras mirábamos como nuestro enemigo destruía lo poco que quedaba de su víctima.El infeliz se acercó al cuerpo maltrecho y le piso el pecho con una fuerza suficiente para agrietar el suelo. La adolorida víctima escupió sangre y se retorció del dolor mientras nos miraba, más que pidiendo ayuda exigiéndome que haga algo.A mi lado, mi compañero, con un grito de furia, logró ponerse de pie al fin. Se acercó tambaleante a nuestro enemigo y l
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Daosled, El Último Heredero/Alex A.
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ZEQDAS
Daosled, El Último Heredero/Alex A.
¿Aeq sea Daosled?¡Dezpa, forcea, nobelz y glorie! El viejo dicho había acudido a su mente de forma inexplicable.Su padre se lo dijo cuando apenas era una niña y ella se lo había grabado con fuego en su mente en ese entonces. Ahora la tomó por sorpresa al darse cuenta de hace cuanto tiempo que no pensaba en lo que querían decir las dos frases. El significado básico era que ese grito usaban los Daosledianos, sus antepasados, cuando iban a la guerra; si bien de una forma más profunda el dicho reflejaba los conceptos bajo los que se había fundado la nación de Daosled, hace tanto tiempo. Zeqdas sabía todo esto porque Jeorg se lo enseñó, aunque no había visto nada con sus propios ojos.Para el momento de su nacimiento, Daosled ya llevaba destruida muchos años y todo el conocimiento, costumbres, cultura y poder acumulad
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HERIDAS
Daosled, El Último Heredero/Alex A.
En algún lugar en las montañas, dos cuerpos inertes cobraron vida.Con ceniza en el pelo, la chica se levantó, adolorida. Sintiendo una punzada increíble que casi la llevó de nuevo al suelo, movió lento la cabeza de un lado al otro, aturdida. La luz del sol le permitió mirar donde estaba, el paisaje era parecido a... ¿a qué? Se miró la ropa y en medio de un torrente de imágenes recordó todo, lo que le obligó a sentarse de nuevo.Después de los misiles y de que se golpease la cabeza, Jeorg se lanzó a salvarla. En menos de un segundo, el aire frío de la noche les encontró en caída libre, con multitud de escombros siguiéndoles en una mortal carrera hacia el suelo.Yaroit se revolvió, tratando de acomodarse, dejando que su mente reproduzca los recuerdos.Al principio pensó que Jeorg estaba esperando a alejarse de l
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EL SOLDADO
Daosled, El Último Heredero/Alex A.
— ¡Eralet! —Gritó el Comandante Atleramni con vos fúrica.Ivan no podía sino obedecer y acercarse a donde él estaba. Se sentía realmente mal, no había dormido en varios días y tenía que tener un rendimiento semejante e incluso superior al que daba cuando estaba bien descansado, cosa muy difícil.Investigar sobre esos idiotas era tan complicado...Si bien tenía información de las bases atacadas y un reporte de lo que sucedió, excepto claro en el caso de las primeras, todos eran relatos pobres, reiterando una y otra vez lo que ya sabía: esos seres, esos malditos seres eran muy poderosos, en extremo fuertes. En su último encuentro en la base tres de la segunda división oriental de su país, aunque pensó poder derrotarlos "los malditos focos" como los llamaba uno de sus subordinados, se salieron con la suya. Incluso lograron herirlo
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¿RESCATES?
Daosled, El Último Heredero/Alex A.
La nave descendió con un suave zumbido.Desde que… ¿eh Dyhret? y ¿Efxil? me preguntaron mi nombre y determinaron que yo era "el niño", habían pasado algo así como veinte minutos.—Señor, ¿puedo hacerle una pregunta? —La voz dulce de la mujer me sorprendió, pareciendo miel que se derretía en mis oídos. Sin esperar respuesta, ella continuó—. ¿Por qué permitió que elimine a Jeorg y Yaroit?El hombre se quedó en silencio durante algunos segundos.—Supongo… La emoción del momento. —Respondió él con su voz grave—, Pero ahora sé que estamos jodidos. Cuando los Cinco se enteren, el trato se jodió. Todo se jodió.—Debemos de usarlos el tiempo que nos sea posible. —Replicó ella.—Antes de que todo se vuelva un caos. Sin embarg
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VEYQUER
Daosled, El Último Heredero/Alex A.
Caminaba a paso lento a través de las callejuelas. Bajo una luna luminosa y unas farolas pequeñas, seguía hacia su destino mientras sus cuatro hermanos hacían lo mismo. El acuerdo consistía en encontrarse con los distintos compradores en distintos puntos, de forma que no llamasen mucho la atención. Chrystiane, el nombre con el que conocían al vendedor, les dio las ubicaciones y la sugerencia de que los Cinco vayan recogiendo el encargo uno por uno, en grupo. Maerius aceptó con la condición de que cada uno de sus hermanos vaya a por uno de los paquetes ahorrando tiempo, aunque como eran seis entregas, él mismo se ofreció para recoger dos paquetes y para llevar el vehículo, una furgoneta robada y repintada, que transportaría todo.<<En este momento ya debe de estar tomando el segundo paquete. Debo de apresurarme>>.Veyquer miró su reloj y olvid&oacut
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